EL PAPA RECIBE A LOS OBISPOS DE GUINEA ECUATORIAL

CIUDAD DEL VATICANO, 15 FEB 2003 (VIS) - El Papa recibió hoy a los prelados de Guinea Ecuatorial en visita "ad limina" en Roma. El discurso del Santo Padre estuvo dedicado a la necesidad de sacerdotes, a los múltiples papeles de los religiosos y religiosas, a la importancia de una óptima catequesis para los laicos y a la necesidad de respetar todos los derechos humanos, entre ellos el derecho a la vida, a la libertad religiosa, a la alimentación, a la educación y a la libertad de movimiento, expresión y asociación.

"Una de las dificultades mayores con las que se encuentran vuestras Iglesias particulares -dijo el Papa, hablando en español- es la falta de sacerdotes". Después subrayó la urgencia de promoverá una pastoral para las vocaciones, sobre todo que incorporase al clero y a los misioneros nativos, y la de rezar con insistencia por las vocaciones. También recordó la importancia de "contar con familias fuertes y sanas donde se aprendan los genuinos valores" como fuente de vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa.

El Papa elogió los esfuerzos de los obispos para crear un seminario nacional y afirmó que "la creación de espacios adecuados donde los candidatos puedan recibir una adecuada preparación en las diversas ciencias humanas y teológicas, es asimismo de capital importancia". La vida del seminario se debe caracterizar por "la oración y la recepción frecuente de los Sacramentos, (...) la disciplina, la convivencia fraterna y la adquisición de los h bitos que configuran el estilo del sacerdote o del consagrado de nuestro tiempo".

Juan Pablo II alabó también los múltiples papeles que los religiosos, muchos de los cuales procedentes de España, desempeñan en la sociedad de Guinea, entre ellos el apostolado directo en parroquias y misiones, así como en las obras educativas, sanitarias, o de asistencia social y caritativa. Estas tareas "no sólo enriquecen a vuestras Iglesias locales con la eficacia de sus servicios -recalcó el Santo Padre- sino sobre todo, por su testimonio personal y comunitario del Evangelio".

Refiriéndose a los laicos, Juan Pablo II dijo que "tienen un papel de suma importancia ante los retos que plantean el presente y el futuro de Guinea Ecuatorial". Los laicos tienen un cometido específico, "el testimonio de una vida intachable en el mundo, la búsqueda de la santidad en la familia, en el trabajo y en la vida social", así como el compromiso de impregnar con espíritu cristiano todas las estructuras de su vida y de su trabajo. Para ello es necesaria "una formación religiosa, además de humana, adecuada, que les ayude a hacer frente a formas equivocadas de la religiosidad o a movimientos pseudoreligiosos, tan extendidos hoy en día".

Juan Pablo II habló de los momentos dolorosos que habían jalonado la historia del país y de sus graves consecuencias tanto eclesiales como sociales, e invitó a todos a ser "ministros de la reconciliación. (...) El perdón no es incompatible con la justicia y el mejor futuro del país es el que construye con la paz, que es fruto de la misma justicia y del perdón ofrecido y recibido".

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