CIUDAD DEL VATICANO, 1 ENE 2002 (VIS) - Juan Pablo II presidió a las 10,00 en la basílica de San Pedro la celebración eucarística en la solemnidad de Santa María, Madre de Dios y con ocasión de la XXXV Jornada Mundial de la Paz, que este año tiene como tema "No hay paz sin justicia; no hay justicia sin perdón".
"Reflexionamos sobre la paz -dijo el Papa en la homilía- en un clima de difusa preocupación a causa de los recientes eventos dramáticos que han turbado al mundo. Por cuanto humanamente parezca difícil mirar al futuro con optimismo, no debemos ceder a la tentación del desaliento. Al contrario, debemos trabajar por la paz con valentía, seguros de que el mal no prevalecer ".
El Papa afirmó que "justicia y perdón son los dos 'pilares' de la paz", que ha querido resaltar. "Entre justicia y perdón no hay contraposición, sino complementariedad, porque ambas son esenciales para la promoción de la paz. (...) Solo el perdón puede apagar la sed de venganza y abrir el corazón a una reconciliación auténtica y estable entre los pueblos".
"En nombre de Dios -continuó- renuevo mi llamamiento urgente a todos, creyentes y no creyentes, para que el binomio 'justicia y perdón' marque siempre las relaciones entre las personas, entre los grupos sociales y entre los pueblos. Este llamamiento es sobre todo para cuantos creen en Dios, en particular para las tres grandes religiones de Abrahán, Judaísmo, Cristianismo e Islam, llamadas a pronunciar siempre el más firme y decidido rechazo de la violencia. Nadie, por ningún motivo, puede matar en nombre de Dios, único y misericordioso". El Santo Padre terminó poniendo de relieve que "desde varias partes del mundo se eleva una conmovedora invocación de paz; se eleva especialmente de aquella Tierra que Dios ha bendecido con su Alianza y su Encarnación, y que por eso llamamos 'Santa'".
Al mediodía, el Papa se asomó a la ventana de su estudio que da a la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus. Antes, lanzó un llamamiento, "en particular, a los hombres y mujeres que en el siglo pasado han vivido las funestas guerras mundiales. Me dirijo a los jóvenes -dijo-n que, por suerte, no han vivido aquellos conflictos. Digo a todos: tenemos que oponernos juntos con firmeza a la tentación del odio y de la violencia, que dan solo la ilusión de resolverá los conflictos, pero procuran pérdidas reales y permanentes. El perdón, en cambio, que podría parecer debilidad, presupone una gran fuerza espiritual y asegura beneficios a largo plazo".
"El perdón, oponiéndose al instinto de devolverá mal por mal, es una actitud que, especialmente para los cristianos, tiene una motivación religiosa profunda, pero se asienta también sobre bases racionales. Efectivamente para todos, creyentes y no creyentes, es v lida la regla de tratar a los demás como quieres que los demás te traten. Este principio ético aplicado a nivel social e internacional, constituye un camino maestro para construir un mundo más justo y solidario.
Después del Angelus Juan Pablo II manifestó su deseo especial de "paz y prosperidad a los países de la Unión Europea que hoy con la moneda única, alcanzan una meta histórica. Espero -dijo- que esto favorezca el desarrollo pleno de los ciudadanos de los diversos países. ¡Que crezca en toda Europa la justicia y la solidaridad, en beneficio de toda la familia humana!".
Antes de despedirse, el Papa felicitó el Año Nuevo a todos en francés, inglés, alemán, español, portugués, polaco, ruso y árabe.
HML;JORNADA MUNDIAL PAZ;...;...;VIS;20020102;580;
"Reflexionamos sobre la paz -dijo el Papa en la homilía- en un clima de difusa preocupación a causa de los recientes eventos dramáticos que han turbado al mundo. Por cuanto humanamente parezca difícil mirar al futuro con optimismo, no debemos ceder a la tentación del desaliento. Al contrario, debemos trabajar por la paz con valentía, seguros de que el mal no prevalecer ".
El Papa afirmó que "justicia y perdón son los dos 'pilares' de la paz", que ha querido resaltar. "Entre justicia y perdón no hay contraposición, sino complementariedad, porque ambas son esenciales para la promoción de la paz. (...) Solo el perdón puede apagar la sed de venganza y abrir el corazón a una reconciliación auténtica y estable entre los pueblos".
"En nombre de Dios -continuó- renuevo mi llamamiento urgente a todos, creyentes y no creyentes, para que el binomio 'justicia y perdón' marque siempre las relaciones entre las personas, entre los grupos sociales y entre los pueblos. Este llamamiento es sobre todo para cuantos creen en Dios, en particular para las tres grandes religiones de Abrahán, Judaísmo, Cristianismo e Islam, llamadas a pronunciar siempre el más firme y decidido rechazo de la violencia. Nadie, por ningún motivo, puede matar en nombre de Dios, único y misericordioso". El Santo Padre terminó poniendo de relieve que "desde varias partes del mundo se eleva una conmovedora invocación de paz; se eleva especialmente de aquella Tierra que Dios ha bendecido con su Alianza y su Encarnación, y que por eso llamamos 'Santa'".
Al mediodía, el Papa se asomó a la ventana de su estudio que da a la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus. Antes, lanzó un llamamiento, "en particular, a los hombres y mujeres que en el siglo pasado han vivido las funestas guerras mundiales. Me dirijo a los jóvenes -dijo-n que, por suerte, no han vivido aquellos conflictos. Digo a todos: tenemos que oponernos juntos con firmeza a la tentación del odio y de la violencia, que dan solo la ilusión de resolverá los conflictos, pero procuran pérdidas reales y permanentes. El perdón, en cambio, que podría parecer debilidad, presupone una gran fuerza espiritual y asegura beneficios a largo plazo".
"El perdón, oponiéndose al instinto de devolverá mal por mal, es una actitud que, especialmente para los cristianos, tiene una motivación religiosa profunda, pero se asienta también sobre bases racionales. Efectivamente para todos, creyentes y no creyentes, es v lida la regla de tratar a los demás como quieres que los demás te traten. Este principio ético aplicado a nivel social e internacional, constituye un camino maestro para construir un mundo más justo y solidario.
Después del Angelus Juan Pablo II manifestó su deseo especial de "paz y prosperidad a los países de la Unión Europea que hoy con la moneda única, alcanzan una meta histórica. Espero -dijo- que esto favorezca el desarrollo pleno de los ciudadanos de los diversos países. ¡Que crezca en toda Europa la justicia y la solidaridad, en beneficio de toda la familia humana!".
Antes de despedirse, el Papa felicitó el Año Nuevo a todos en francés, inglés, alemán, español, portugués, polaco, ruso y árabe.
HML;JORNADA MUNDIAL PAZ;...;...;VIS;20020102;580;
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