Ciudad
del Vaticano, 21 de mayo 2015 (VIS).-El Santo Padre recibió esta
mañana en el Aula Pablo VI a seiscientas personas, familiares de los
miembros de la Policía de Estado gravemente heridos o fallecidos en
servicio, a quienes agradeció su testimonio de esperanza cristiana,
su fidelidad a las instituciones y a una misión que ''requiere el
valor de socorrer a quien se encuentra en peligro y de detener al
agresor''. ''La colectividad -dijo- es deudora vuestra por la
posibilidad de vivir con orden y libres de la arrogancia de los
violentos y los corruptos''.
''Quien
día tras día asume su trabajo con seriedad y compromiso,
poniéndolo a disposición de la comunidad, y en especial de los que
están en peligro o se encuentran en situaciones de gran dificultad
''sale'' hacia el prójimo y lo sirve. Haciendo así realiza su vida,
incluso ante la eventualidad de perderla, como hizo Jesús muriendo
en la cruz. Sólo contemplando a Jesús en la cruz podemos encontrar
la fuerza de perdonar y el consuelo de que nuestras cruces serán
redimidos por la suya, y de que, por tanto, todo sacrificio y todo
drama encontrarán en El rescate y redención'', afirmó el Santo
Padre.
''El
testimonio de los valores cristianos es todavía más elocuente en
este tiempo en que ,a menudo, el impulso generoso de muchos no está
seguido por la capacidad de canalizarlo de forma coherente y
constante. En nuestra época, evidentemente, resulta más fácil
comprometerse en algo temporal y parcial. En cambio, la actividad de
la policía tiene una solidez, que, aunque las circunstancias
contingentes cambien, posee una constante que atraviesa las edades:
garantizar a todos los ciudadanos la legalidad y el orden, y con
estos bienes la posibilidad de beneficiarse de todos los demás''.
El
Papa destacó también que en estos años la policía ha desempeñado
una acción decisiva en la gestión del impacto con la corriente de
prófugos que llegan a Italia buscando refugio de la guerra y la
persecución. ''Estáis en primera línea tanto en la acogida inicial
de los inmigrantes como en la lucha contra los traficantes sin
escúpulos. En esta tarea ...os distinguís por vuestro espíritu de
servicio y vuestra humanidad, motivados antes incluso que por las
normas legales, por el imperativo moral de hacer el bien, para
salvar el mayor número personas posible y no escatimáis para ello
ni vuestro tiempo ni vuestra energía''.
''Estad
orgullosos de vuestro trabajo y continuad sirviendo al Estado, a
todos los ciudadanos y a cualquier persona en peligro -finalizó el
Santo Padre-En la defensa de los débiles y de la legalidad
encontraréis el verdadero sentido de vuestro servicio y daréis
ejemplo a vuestro país, que necesita personas que lo sirvan con
desinterés, generosidad y continuidad''.
No hay comentarios:
Publicar un comentario