Ciudad
del Vaticano, 15 de mayo 2015 (VIS).-El papel de la Iglesia en el
proceso de reconciliación nacional, la formación cristiana y la
profundización de la fe en todos los niveles, la defensa de la
familia, como lugar prioritario donde se aprende el perdón y la paz,
son los temas centrales del discurso que ha entregado esta mañana el
Papa Francisco a los obispos de la Conferencia Episcopal de la
República Centroafricana durante la audiencia con motivo de su
visita ''ad Limina''. ''Me gustaría que transmitiérais a todo
vuestro pueblo el testimonio de mi cercanía -escribe el Santo Padre-
Sé los sufrimientos que ha vivido y que todavía vive, así como
los innumerables testimonios de fe y fidelidad que los cristianos
han rendido al Cristo resucitado en múltiples ocasiones. Me
interesa particularmente todo lo que han hecho vuestras
comunidades en favor de las víctimas de la violencia y de los
refugiados''.
''Vuestra
tarea es difícil pero atañe al misterio de Jesucristo muerto y
resucitado. -observa el Pontífice- Cuando parecen triunfar el mal y
la muerte es cuando emerge la esperanza de una renovación
construida sobre Cristo. Cuando el odio y la violencia se desatan,
estamos llamados - y encontramos la fuerza a través del poder de
la Cruz y la gracia del Bautismo – a responder con el perdón y el
amor. Si, por desgracia, no siempre ha sido así en los recientes
acontecimientos que habéis vivido , esto es una señal de que el
Evangelio no ha penetrado profundamente en todo el corazón del
pueblo de Dios, hasta el punto de cambiar los reflejos y los
comportamientos. Vuestras iglesias son de reciente evangelización, y
vuestra misión principal es continuar el trabajo apenas comenzado.
Pero no os desaniméis por la tormenta que estáis atravesando; al
contrario, encontrad, en la fe y la esperanza, la fuente del
entusiasmo y del dinamismo''.
La
formación cristiana y la profundización de la fe a todos los
niveles deben ser para los obispos ''objetivos prioritarios para que
el Evangelio impregne de verdad la vida de los bautizados por el bien
no sólo de las comunidades cristianas, sino de toda la sociedad
centroafricana....Vosotros, hermanos en el episcopado, tenéis que
jugar un papel profético insustituible en el proceso de transición
institucional en curso, recordando y testimoniando los valores
fundamentales de la justicia, la verdad, la honestidad, que son la
base de toda renovación, y promoviendo el diálogo y la convivencia
pacífica entre los miembros de diferentes religiones y etnias,
fomentando la reconciliación y la cohesión social que son claves
para el futuro. Estáis llamados a formar la conciencia de los
fieles; e incluso la de todo el pueblo, porque vuestra voz es
escuchada y respetada por todos. Es así como debéis ocupar el
lugar que os corresponde en la evolución actual, evitando entrar
directamente en las disputas políticas. Pero, formando y animando a
los laicos, convencidos de su fe y sólidamente formados en la
Doctrina Social de la Iglesia, a participar en el debate político y
asumir responsabilidades – y éste es su papel - transformaréis
poco a poco la sociedad de acuerdo con el Evangelio y prepararéis un
futuro feliz para vuestra gente''.
El
Papa también hace hincapie en la formación de los seminaristas y
sacerdotes y les agradece el testimonio que rinden incluso en las
situacions más difíciles y no olvida la importancia de las personas
consagradas que viven al lado de las poblaciones afligidas y cuya
entrega es digna de elogio.
Por
último, habla de las familias, ''que son las primeras víctimas de
la violencia y con frecuencia se desestabilizan o destruyen por el
alejamiento de un miembro, de un duelo, de la pobreza, de la
discordia o de las separaciones... No sólo las familias son el
lugar privilegiado para el anuncio de la fe y la práctica de las
virtudes cristianas y la cuna de muchas vocaciones sacerdotales y
religiosas, sino también el lugar propicio para el aprendizaje y la
práctica de la cultura del perdón, la paz y la reconciliación que
vuestro país tanto necesita. Es clave que la familia sea protegida
y defendida para que rinda a la sociedad el servicio que se espera
de ella, es decir, dar hombres y mujeres capaces de construir un
tejido social de paz y armonía. No puedo por menos que instaros a
prestar a la pastoral del matrimonio la atención que merece, y a no
desanimaros ante las resistencias causadas por las tradiciones
culturales, la debilidad humana o las nuevas colonizaciones
ideológicas que se propagan en todas partes''.
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