Ciudad
del Vaticano, 22 de febrero 2015 (VIS).-La Cuaresma, el tiempo
litúrgico que se refiere a los cuarenta días transcurridos por
Jesús en el desierto, después del bautismo en el río Jordán, fue
el argumento de la reflexión dominical del Papa antes de rezar el
Angelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
En
el primer domingo de ese tiempo, Francisco, explicó que durante
aquellos cuarenta días de soledad en que Jesús se preparó para
anunciar el Evangelio del Reino de Dios, ''enfrentó a Satanás
“cuerpo a cuerpo”, desenmascaró sus tentaciones y lo venció. Y
en Él vencimos todos, pero nos toca a nosotros proteger en nuestro
cotidiano esta victoria''.
''La
Iglesia -continuó- nos hace recordar ese misterio al principio de la
Cuaresma, porque nos da la perspectiva y el sentido de este tiempo,
que es ...un tiempo de lucha espiritual contra el espíritu del mal.
Y mientras atravesamos el ''desierto'' cuaresmal, tenemos la mirada
puesta en la Pascua, que es la victoria definitiva de Jesús contra
el Maligno, contra el pecado y contra la muerte. Este es pues, el
significado de este primer domingo de Cuaresma: regresar
decididamente al camino de Jesús, el camino que conduce a la
vida''.
''Y
este camino de Jesús pasa a través del desierto,... el lugar donde
se puede escuchar la voz de Dios y la voz del tentador. En medio del
ruido y de la confusión no es posible porque se escuchan sólo las
voces superficiales. En cambio, en el desierto, podemos bajar en
profundidad, allí donde se juega verdaderamente nuestro destino, la
vida o la muerte. ¿Y cómo escuchamos la voz de Dios? La escuchamos
en su Palabra. Por esto es importante conocer las Escrituras, porque
de otra manera no sabemos responder a las insidias del Maligno...
¡Tened siempre el Evangelio a mano! El desierto cuaresmal nos ayuda
a decir no a la mundanidad, a los ‘ídolos’, nos ayuda a tomar
decisiones valientes conformes al Evangelio y a reforzar la
solidaridad con los hermanos''.
''Entremos,
pues, en el desierto sin miedo, porque no estamos solos: estamos con
Jesús, con el Padre y con el Espíritu Santo -agregó el Santo
Padre- La Cuaresma, por lo tanto, es un tiempo propicio que debe
llevarnos a ser cada vez más conscientes de cuanto el Espíritu
Santo, recibido en el Bautismo, ha obrado y puede obrar en nosotros.
Y al final del itinerario cuaresmal, en la Vigilia Pascual, podremos
renovar con mayor conciencia la alianza bautismal y los compromisos
que de ella derivan''.
El
Papa acabó su reflexión confiando a la Virgen la semana de
Ejercicios Espirituales que iniciará esta tarde y en la cual tomarán
parte sus colaboradores de la Curia Romana. ''Rezad -dijo- para que
en este ‘desierto’ que son los Ejercicios podamos escuchar la voz
de Jesús y también corregir tantos defectos que todos nosotros
tenemos, y hacer frente a las tentaciones que cada día nos atacan.
Os pido, por lo tanto, que nos acompañéis con vuestras oraciones''.
Después
de rezar el Ángelus, el Papa se refirió nuevamente a la Cuaresma,
''camino de conversión cuyo centro es el corazón'', para presentar
a los fieles un folleto que regaló a los presentes en la Plaza y
cuyo título es precisamente ''Custodia el corazón''. El folleto,
-distribuido por un grupo de voluntarios entre los que se encontraban
diversas personas sin hogar acudidas en peregrinación- recoge
algunas enseñanzas de Jesús y los contenidos esenciales de la fe,
como por ejemplo los siete sacramentos, los dones del Espíritu
Santo, los diez mandamientos, las virtudes, las obras de misericordia
etc...
''Como
siempre sucede -señaló citando la labor de los voluntarios sin
hogar- también hoy, aquí en la Plaza, los necesitados son los que
nos dan una gran riqueza: la riqueza de nuestra doctrina para
custodiar el corazón. Tomad un folleto cada uno y llevadlo con
vosotros como ayuda para la conversión y el crecimiento espiritual,
que parte siempre del corazón: allí es donde se juega el partido de
las decisiones cotidianas entre el bien y el mal, entre mundanidad y
Evangelio, entre la indiferencia y el compartir. La humanidad tiene
necesidad de justicia, de paz, de amor y podrá lograrlo solamente
regresando con todo el corazón a Dios, que es la fuente de todo
ello''.
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