Ciudad
del Vaticano, 13 febrero 2014
(VIS).-”La educación católica es uno de los retos más
importantes para la Iglesia, comprometida hoy en realizar la nueva
evangelización en un contexto histórico y cultural en constante
transformación”, ha afirmado el Santo Padre en su discurso a los
participantes en la plenaria de la Congregación para la Educación
Católica (de los Institutos de Estudios) a los que ha recibido esta
mañana en audiencia en la Sala Clementina.
La
agenda de la plenaria, como ha recordado el Papa, contiene temas de
gran importancia como la actualización de la Constitución
Apostólica Sapientia Christiana , la consolidación de la identidad
de las universidades católicas y la preparación de dos
aniversarios que caen en el año 2015: el 50 de la Declaración
conciliar Gravissimum educationis y el 25 de la Constitución
Apostólica Ex Corde Ecclesiae.
Francisco
ha propuesto al examen de los participantes tres aspectos: el valor
del diálogo en la educación, la preparación calificada de los
formadores y la responsabilidad de las instituciones educativas
“Efectivamente
-ha dicho refiriéndose al primer punto-, las escuelas y
universidades católicas son frecuentadas por muchos estudiantes no
cristianos e incluso no creyentes. Las instituciones católicas
ofrecen a todos una propuesta educativa que tiene como objetivo el
desarrollo integral de la persona, que responde al derecho de todo
ser humano a tener acceso al saber y al conocimiento. Pero, están
igualmente llamadas a ofrecer a todos, con pleno respeto a la
libertad de cada individuo y de los métodos propios del entorno
escolar , la propuesta cristiana, es decir Jesucristo como sentido
de la vida , del universo y de la historia. Jesús comenzó a
predicar la buena nueva en la “Galilea de los gentiles ", una
encrucijada de personas de diferente raza, cultura y religión. Ese
contexto es similar en algunos aspectos al mundo de hoy. Los
profundos cambios que han llevado a la difusión,cada vez más
amplia, de sociedades multiculturales, exigen a cuantos trabajan
en la escuela y en la universidad que se involucren en itinerarios
educativos de intercambio y diálogo, con una fidelidad valiente e
innovadora que sepa favorecer el encuentro de la identidad católica
con las diferentes "almas" de la sociedad multicultural”.
Hablando
del segundo aspecto, el Papa ha señalado que durante su encuentro
con los Superiores Generales , subrayó que la educación en nuestros
días “está dirigida a una generación que cambia, y que, por
tanto, todo educador - y toda la Iglesia que es madre educadora-
están llamados a 'cambiar' en el sentido de ser capaces de
comunicar con los jóvenes que tienen enfrente.... La educación es
un acto de amor, es dar vida... El educador en las escuelas
católicas debe primero ser muy competente y calificado, y, al mismo
tiempo, lleno de humanidad, capaz de estar entre los jóvenes con
estilo pedagógico para promover su crecimiento humano y espiritual.
Los jóvenes necesitan educación de calidad y de igual modo
valores, no solo enunciados, sino atestiguados. La coherencia es un
factor indispensable en la educación de los jóvenes”.
Por
cuanto respecta a la responsabilidad de las instituciones educativas
de “expresar una presencia viva del Evangelio en el campo de la
educación, la ciencia y la cultura”, Francisco ha reiterado la
necesidad de que las instituciones académicas católicas “no se
aíslen del mundo sino que sepan entrar con valentía en el Areópago
de las culturas actuales y entablar diálogo, conscientes del don
que tienen que ofrecer a todos”.
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