Ciudad
del Vaticano, 9 de febrero 2014 (VIS).-A mediodía el Papa Francisco
se ha asomado a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con
los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y, antes de la oración
mariana, ha comentado el evangelio de este domingo en el que Jesús
dice a sus discípulos: 'Vosotros sois la sal de la tierra…
Vosotros sois la luz del mundo'.
“Si
pensamos en quienes tenía Jesús ante sí cuando decía estas
palabras nos sorprendemos un poco. ¿Quiénes eran aquellos
discípulos? Eran pescadores, gente sencilla. Pero Jesús los mira
con los ojos de Dios, y lo que afirma se entiende como una
consecuencia de las Bienaventuranzas. Él quiere decir: si sois
pobres de espíritu, si sois dóciles, si sois puros de corazón, si
sois misericordiosos… ¡sois la sal de la tierra y la luz del
mundo!”, ha dicho Francisco.
Y
para comprender mejor el significado de la frase de Cristo ha
explicado que la ley judía prescribía poner algo de sal sobre cada
ofrenda presentada a Dios, como signo de alianza y que la luz era
para Israel el símbolo de la revelación mesiánica que triunfa
sobre las tinieblas del paganismo. “Los cristianos, nuevo Israel
-ha subrayado- reciben por lo tanto una misión relativa a todos
los hombres: con la fe y con la caridad pueden orientar, consagrar,
hacer fecunda a la humanidad. Todos nosotros, los bautizados, somos
discípulos misioneros y estamos llamados a convertirnos en el mundo
en un evangelio viviente: con una vida santa daremos “sabor” en
los diversos ambientes y los defenderemos de la corrupción, como
hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo con el testimonio de la
caridad auténtica”.
Pero
si los cristianos “perdemos sabor, y apagamos nuestra presencia de
sal y de luz, perdemos eficacia. Es hermosa la misión de dar luz
al mundo...y conservar la luz que hemos recibido de Jesús... El
cristiano debería ser una persona luminosa, que lleva la luz, ...Una
luz que no es suya: es un regalo de Dios, un regalo de Jesús. Y
nosotros la llevamos. Si el cristiano apaga esta luz, su vida no
tiene sentido: es un cristiano de nombre solamente”.
El
Papa ha concluido preguntando a los fieles de la Plaza, si querían
ser lámpara encendida o apagada, y cuando han respondido: “,
Encendida” ha dicho: “Precisamente Dios nos da esta luz y
nosotros se la damos a los demás. ¡Lámparas encendidas! Ésta es
la vocación cristiana”.
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