Ciudad
del Vaticano, 23 de febrero 2014 (VIS).-Después de concelebrar la
santa misa con los nuevos cardenales en la basílica vaticana, el
Papa se asomó a mediodía a la ventana de su estudio para rezar el
ángelus con los numerosos fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
El
Obispo de Roma comentó la carta de San Pablo a los Corintios, una
comunidad que se había dividido en varios grupos que hacían
referencias a diversos predicadores considerándolos sus jefes. Pablo
explica que esa forma de pensar es errada porque la comunidad no
pertenece a los apóstoles, sino que son los apóstoles, los que
pertenecen a la comunidad y que la comunidad, entera, pertenece a
Cristo.
“De
esta pertenencia -dijo Francisco- se deriva que en las comunidades
cristianas -diócesis, parroquias, asociaciones, movimientos- las
diferencias no pueden contradecir el hecho de que todos, mediante el
Bautismo, tenemos la misma dignidad:todos en Jesucristo somos hijos
de Dios... Los que han recibido un ministerio de guía, de
predicación, de administrar los sacramentos, no deben creerse
propietarios de poderes especiales, padrones, sino ponerse al
servicio de la comunidad, ayudándola a recorrer con alegría el
camino de la santidad”.
Y
la Iglesia confía hoy el testimonio de este estilo de vida pastoral
a los nuevos cardenales. “Los saludamos a todos -exclamó el
pontífice- El consistorio de ayer y la celebración eucarística de
hoy han brindado una ocasión inapreciable para experimentar la
catolicidad y la universalidad de la Iglesia, bien representada por
la variada procedencia de los miembros del colegio cardenalicio,
reunidos en estrecha comunión alrededor del Sucesor de Pedro. Y que
el Señor nos conceda la gracia de trabajar por la unidad de la
Iglesia, de construir esa unidad porque la unidad es más importante
que los conflictos. La unidad de la Iglesia es Cristo, los conflictos
son problemas que no siempre son de Cristo”.
“Os
invito también a sostener a estos pastores y a ayudarlos con la
oración... ¡Cuánta necesidad de oraciones tiene un obispo, un
cardenal, un papa, para que pueda ayudar a caminar al Pueblo de Dios!
Digo 'ayudar', es decir, servir al Pueblo de Dios, porque la vocación
del obispo, del cardenal, del papa es precisamente esta: ser
servidor, servir en nombre de Cristo. Rezad por nosotros para que
seamos buenos servidores:buenos servidores, no buenos padrones. Todos
juntos, obispos, presbíteros, personas consagradas y fieles laicos
tenemos que dar testimonio de una Iglesia fiel a Cristo, animada por
el deseo de servir a los hermanos y dispuesta a salir al encuentro
-con valor profético- a las esperanzas y exigencias espirituales de
los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Y que la Virgen nos acompañe
y proteja en este camino”.
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