Ciudad
del Vaticano, 5 septiembre 2013 (VIS).-El Papa Francisco ha enviado
un mensaje al presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, que
preside estos días en San Petersburgo la reunión del G-20 el grupo
de países de las economías más florecientes en el mundo.
“El
contexto actual de fuerte interdependencia -escribe el pontífice-
exige un marco financiero global, con sus propias reglas justas y
claras, para conseguir un mundo más ecuo y solidario, donde se puede
acabar con el hambre, ofrecer a todos un trabajo digno, una vivienda
adecuada y la atención médica necesaria . Su presidencia del G20
este año ha asumido el compromiso de consolidar la reforma de los
organismos financieros internacionales y alcanzar un consenso sobre
las normas financieras adaptadas a las circunstancias de hoy. Sin
embargo, la economía mundial crecerá realmente en la medida en que
sea capaz de permitir una vida digna para todos los seres humanos,
desde los ancianos a los niños aún en el seno materno; no sólo a
los ciudadanos de los países miembros del G-20, sino a cada
habitante de la tierra, incluso a aquellos que se encuentran en las
situaciones sociales más difíciles o en los lugares más remotos”.
“En
esta óptica, es evidente que en la vida de los pueblos los
conflictos armados son siempre la negación deliberada de cualquier
posible concordia internacional y crean divisiones profundas y
dolorosas heridas que tardan muchos años en cerrarse. Las guerras
constituyen el rechazo práctico de esforzarse para alcanzar los
grandes objetivos económicos y sociales que la comunidad
internacional se ha dado, que son , por ejemplo, los Objetivos de
Desarrollo del Milenio. Desafortunadamente, los numerosos conflictos
armados que aún asolan al mundo ponen cada día ante nuestros ojos,
un cuadro dramático de miseria, hambre, enfermedad y muerte. De
hecho, sin paz no hay ningún tipo de desarrollo económico. La
violencia nunca trae la paz, condición necesaria para tal
desarrollo”.
“La
reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de las veinte economías
más grandes , que representan dos tercios de la población y el 90
% del PIB mundial, no tiene la seguridad internacional como su
principal objetivo. Sin embargo, no puede dejar de reflexionar sobre
la situación en Oriente Medio y especialmente en Siria. Por
desgracia, duele constatar que demasiados intereses de parte han
prevalecido desde el comienzo del conflicto sirio, impidiendo
encontrar una solución que evitase la inútil masacre de la que
estamos siendo testigos. Los líderes de los países del G-20 no
permanezcan inertes ante el drama que vive desde hace ya demasiado
tiempo la querida población y que corre el peligro de acarrear
nuevos sufrimientos a una región sometida a duras pruebas y
necesitada de paz. A todos y cada uno de ellos, lanzo un apremiante
llamamiento para que ayuden a encontrar maneras de superar los
diferentes contrastes y abandonen toda pretensión vana de una
solución militar. Que haya, más bien, un nuevo compromiso de buscar
con valentía y determinación, una solución pacífica a través del
diálogo y la negociación entre las partes interesadas con el apoyo
unánime de la comunidad internacional. Por otra parte, es un deber
moral de todos los gobiernos del mundo alentar toda iniciativa para
promover la asistencia humanitaria a las personas que sufren a causa
del conflicto dentro y fuera del país”.
El
Papa concluye afirmando que reza por un resultado fructífero de los
trabajos del G-20 y pide a su vez oraciones para él.
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