Ciudad
del Vaticano, 26 junio 2013
(VIS).- La imagen del templo, como ilustración del misterio de la
Iglesia ha sido el tema elegido por el Papa Francisco para la
catequesis de la audiencia general de los miércoles.
La
palabra templo nos hace pensar, ha dicho el Santo Padre, en un
edificio, en una construcción; a muchos en el gran templo de Salomón
en Jerusalén que era el lugar de encuentro con Dios en la oración y
que custodiaba el Arca de la Alianza en cuyo interior estaban las
Tablas de la Ley, el maná del desierto y la vara de Arón. “Una
llamada al hecho de que Dios había estado siempre dentro de la
historia de su pueblo, había acompañado su camino y guiado sus
pasos...También nosotros cuando
vamos al templo debemos recordar... nuestra historia... cómo Jesús
me ha encontrado, cómo ha caminado conmigo, como me ama y me
bendice”.
“La
imagen del antiguo templo, por la fuerza del Espíritu Santo, se
realiza ahora en la Iglesia
como “casa de Dios”, lugar de su presencia”, ha explicado el
Pontífice, subrayando que si el templo de Salomón estaba construido
por las manos del hombre para dar una morada a Dios y ser un signo
visible de su presencia entre el pueblo, con la Encarnación “es
Dios mismo el que construye “su casa” para venir a habitar entre
nosotros...Cristo es el Templo viviente del Padre y Cristo mismo
edifica su “casa espiritual”, la Iglesia, hecha no de piedras
materiales sino de “piedras vivas” que somos nosotros...¡Que
hermoso! Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios,
unidas profundamente a Cristo que es la piedra que sustenta todo y
también a nosotros.
Esto significa que el templo somos
nosotros, que nosotros somos la Iglesia viva... y cuando estamos
juntos entre nosotros está también el Espíritu Santo que nos ayuda
a crecer como Iglesia. No estamos aislados, somos Pueblo de Dios:
esta es la Iglesia”.
“El
Espíritu Santo con sus dones diseña la variedad que
es la riqueza en la Iglesia...La Iglesia no es un entretejerse
de cosas e intereses, sino el templo del Espíritu Santo, el templo
en que Dios obra, del que cada uno de nosotros con el don del
Bautismo es piedra viva. Ninguno es inútil en la Iglesia, todos
somos necesarios para construir este templo ninguno es secundario, ni
más importante; todos somos iguales a los ojos de Dios.
Alguno podría decir, escuche Señor
Papa, Usted no es como nosotros. !No es verdad, soy como uno de
vosotros, todos somos iguales!, somos hermanos, ninguno es
anónimo: la Iglesia la construimos y la formamos todos. Pero este
hecho nos invita también a reflexionar sobre el dato de que si falta
el ladrillo de nuestra vida cristiana, falta algo de la belleza de la
Iglesia”.
“¿Cómo
vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o, por el
contrario, somos, por así decir, piedras cansadas, aburridas,
indiferentes? ¿Habéis visto que
cosa más fea es un cristiano cansado, aburrido o indiferente? El
cristiano tiene que estar vivo y alegre de ser cristiano; deber
vivir esta belleza de formar parte del Pueblo de Dios que es la
Iglesia... .¿Nos abrimos a la acción del Espíritu Santo
para ser parte activa de nuestra comunidad o nos cerramos en nosotros
mismos diciendo: “tengo tantas cosas que hacer, y no es mi
obligación?”, se ha preguntado Francisco, que ha concluido la
catequesis pidiendo al Señor que nos de “su gracia y su fuerza
para que podamos estar profundamente unidos a Cristo, piedra
angular... de nuestra vida y de toda la vida de la Iglesia ... y para
que, animados por el Espíritu Santo, seamos siempre piedras vivas de
su Iglesia”.
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