Ciudad
del Vaticano, 5 marzo 2013
(VIS).- En un tapiz expuesto en la galería del mismo nombre de los
Museos Vaticanos, se encuentra uno de los ejemplos más antiguos de
los cálices-urnas que se utilizaban para recoger las papeletas con
que votaban los cardenales durante la elección de un nuevo Papa.
El
tapiz se refiere a un episodio narrado en las crónicas de la
elección del Papa Urbano VIII (1623-1644). En la votación final
durante el recuento de votos, se echó en falta una papeleta. A la
derecha de quien mira el tapiz se puede ver un escrutador que mira,
con atención e interés, dentro de un gran cáliz como para
comprobar si estaba allí el papel perdido.
Un
cáliz muy similar al de la tapicería y un copón se conservan en la
Sacristía pontificia de la Capilla Sixtina. Ambos se utilizaron para
recoger las papeletas en los cónclaves del siglo pasado, hasta Juan
Pablo II.
Con
la promulgación de la Constitución Apostólica "Universi
Dominici Gregis", sobre la vacante de la Sede Apostólica y la
elección del Romano Pontífice ( Juan Pablo II, 22 de febrero de
1996), nació la necesidad de adecuar las urnas a las nuevas reglas.
Al cáliz y al copón, previstos en las normas anteriores, era
necesario añadir una nueva urna para recoger las eventuales
papeletas de los cardenales con derecho a voto, pero impedidos por
enfermedad de salir de su habitación y estar presentes en los
escrutinios de la Capilla Sixtina. Así, en lugar de fabricar la
única urna que faltaba, se pensó en hacer tres nuevas, en primer
lugar para que fueran más funcionales, pero también para darles
un mismo estilo, digno y artísticamente válido de cara a al
servicio al que se destinaban.
La
finalidad de las urnas se describe en el Capítulo V de la
Constitución, donde también se habla de un plato que se coloca al
lado de la primera . Cada cardenal, de hecho, tendrá que "poner
su papeleta en el plato y con él introducirla en el recipiente"
colocado debajo. La segunda urna, como ya se ha dicho, se utilizaría
sólo en el caso de la presencia en el cónclave de los eventuales
cardenales a los que una enfermedad impidiera dejar su habitación;
y la tercera para recoger las papeletas después de los
escrutinios antes de que se quemen en la tradicional “fumata”
para anunciar a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro que no
habido elección (humo negro) o la elección del nuevo Papa (humo
blanco).
Las
urnas son obra del escultor Cecco Bonanotte, autor de las nuevas
puertas de entrada de los Museos Vaticanos, nauguradas con motivo
del Jubileo del año 2000. Las tres urnas son de plata y bronce
dorado y su iconografía está vinculada a dos símbolos: el
primero, es el del pastor y las ovejas; los otros son los pájaros,
las uvas y el trigo. Los símbolos escogidos por el artista en las
tres urnas se asocian de una forma sencilla y directa con el
significado que asume la persona del Papa en la Iglesia: Es el
Pastor, el buen pastor que en nombre de Cristo tiene el deber de
"fortalecer a los hermanos" (Lc 22,31) en la fe.
La
relación de amor entre Jesús y Pedro, y por lo tanto entre el Papa
y la Iglesia, está subrayada y confirmada por el artista en otros
símbolos como las uvas y el trigo. El pan y el vino eucarísticos,
que simbolizan a Cristo acentúan la idea de caridad que viene de
compartir el mismo pan y el mismo cáliz.
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