Ciudad
del Vaticano, 16 marzo 2013 (VIS).-El Santo Padre ha saludado esta
mañana en el Aula Pablo VI a unos seis mil periodistas y
representantes de los medios de comunicación, tanto de la Santa
Sede, como acreditados permanentemente o durante estos días para
cubrir la información relativa al Cónclave .
En
su discurso el Papa se ha dirigido a los presentes con estas
palabras:
"Queridos
amigos estoy contento de estar con vosotros, al inicio de mi
ministerio en la Sede de Pedro, para encontrarme con vosotros que
habéis trabajado aquí en Roma en este periodo tan intenso iniciado
con el sorprendente anuncio del mi venerado predecesor Benedicto XVI
el 11 de febrero pasado. Saludo cordialmente a cada uno de vosotros”.
“El
papel de los medios de comunicación - ha dicho- ha ido creciendo en
estos últimos tiempos, hasta el punto de convertirse en
indispensable para narrar al mundo los acontecimientos de la historia
contemporánea. Os dirijo un agradecimiento especial por vuestro
calificado servicio en los días pasados -habéis trabajado ¿eh?!,
habéis trabajado!- en estos días en los que los ojos del mundo
católico, y no solo católico, se han dirigido a la Ciudad Eterna,
especialmente a este territorio cuyo baricentro es la tumba de San
Pedro. En estas semanas habéis tenido ocasión de hablar de la Santa
Sede, de la Iglesia, de sus ritos, de sus tradiciones, de su fe, y en
especial del papel del Papa y de su ministerio”.
“Un
agradecimiento especialmente a todos los que han sabido observar y
presentar estos acontecimientos de la historia de la Iglesia teniendo
en cuenta la perspectiva más justa en que deben ser leídos: la de
la fe. Los acontecimientos de la historia requieren casi siempre una
lectura compleja que a veces también puede comprender la dimensión
de la fe. Los acontecimientos eclesiales no son, ciertamente, más
complicados que los políticos o económicos. Tienen sin embargo,
una característica de fondo particular: responden a una lógica que
no es principalmente la lógica de las categorías, por decirlo así,
mundanas, y precisamente por esto no es fácil interpretarlas y
comunicarlas a un público amplio y heterogéneo. La Iglesia aunque
ciertamente es una institución humana e histórica, con todo lo que
esto comporta, no tiene una naturaleza política, sino esencialmente
espiritual: es el pueblo de Dios. El santo pueblo de Dios que camina
hacia el encuentro con Jesucristo”.
“Solo
colocándose en esta perspectiva se puede dar razón plenamente de
todo cuanto la la Iglesia católica obra. Cristo es el Pastor de la
iglesia, pero su presencia en la historia pasa a través de la
libertad de los hombres: Entre ellos, uno ha sido escogido para
servir como su Vicario, sucesor del apóstol Pedro, ¡pero Cristo es
el centro! El referente fundamental, el corazón de la Iglesia.
Cristo es el centro; no, el sucesor de Pedro. Sin Cristo, ni Pedro ni
la Iglesia existirían ni tendrían razón de ser. Como ha repetido
muchas veces Benedicto XVI Cristo esta presente y guía su Iglesia.
En todo lo que ha sucedido, el protagonista es, en último análisis,
el Espíritu Santo. Él ha inspirado la decisión de Benedicto XVI
para el bien de la Iglesia; Él ha dirigido a los cardenales en la
oración y en la elección. Es importante, queridos amigos, tener en
cuenta este horizonte interpretativo, esta hermeneútica para
analizar a fondo los acontecimientos de estos días”.
“De
aquí nace, sobre todo, un renovado y sincero agradecimiento por la
fatiga de estos días particularmente trabajosos, pero también una
invitación a tratar de conocer siempre mejor, la naturaleza
verdadera de la Iglesia y las motivaciones espirituales que la guían
y que son las más auténticas para comprenderla. Podéis estar
seguros de que la iglesia, por su parte, presta gran atención a
vuestro precioso trabajo; tenéis la capacidad de recoger y expresar
las esperanzas y exigencias de nuestro tiempo, de ofrecer los
elementos para una lectura de la realidad. Vuestro trabajo necesita
estudio, sensibilidad, experiencia -como tantas otras profesiones-,
pero conlleva una atención particular hacia la verdad, la bondad y
la belleza; y esto nos acerca mucho, porque la Iglesia existe para
comunicar eso mismo: la Verdad, la Bondad y la Belleza "in
persona". Debe quedar claro que estamos todos llamados no a
comunicar lo nuestro , sino esta triada existencial que conforman la
verdad, la bondad y la belleza”.
Después,
dejando los papeles del discurso, el Papa ha dicho: “Algunos no
sabían por qué el Obispo de Roma ha querido llamarse Francisco,
unos pensaban en Francisco Javier, otros en Francisco de Sales,
también en Francisco de Asís. Ahora os cuento la historia”.
“En
la elección yo tenía a mi lado al arzobispo emérito de San Paulo,
que es también Prefecto emérito de la Congregación para el Clero,
el cardenal Claudio Hummes; un gran amigo, un gran amigo. Cuando la
cosa se estaba volviendo “peligrosa”, me confortaba. Y cuando los
votos llegaron a los dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso porque
había sido elegido el Papa. El me abrazó, me besó y me dijo: “No
te olvides de los pobres” .Y esa palabra entro aquí -ha dicho el
Papa Francisco señalando el corazón- Los pobres, los pobres. Luego,
enseguida, en relación a los pobres pensé en Francisco de Asís.
Después, pensé en las guerras, mientras el escrutinio proseguía,
hasta contar todos los votos. Y Francisco es el hombre de la paz.
El hombre que ama y custodia la creación, en este momento en que
nosotros tenemos con la creación una relación no muy buena, no?. Es
el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre. ¡Ah,
como querría una Iglesia pobre y para los pobres!. Después algunos
han hecho algunos comentarios: Tendrías que llamarte Adriano, porque
Adriano VI ha sido el reformador, hay que reformar. Y otro me dijo
no, no, tu nombre tiene que ser Clemente ¿Y por qué? “Clemente
XV, y así te puedes vengar contra Clemente XIV que suprimió la
Compañía de Jesús. Son chistes!”
“Os
quiero, os agradezco todo lo que habéis hecho y pienso en vuestro
trabajo, os deseo que trabajéis con serenidad y con frutos, y que
conozcáis cada vez más el Evangelio de Jesucristo, y la realidad
de la Iglesia, Os confío a la intercesión de la Bienaventurada
Virgen María, Estrella de la evangelización, Os deseo lo mejor a
vosotros y a vuestra familias, a cada una de vuestra familias.
Imparto de corazón a todos vosotros la bendición, muchas gracias”.
Después
de saludar a algunos periodistas y responsables de los medios de
comunicación de la Santa Sede, el Papa ha finalizado así:
“Os
había dicho que os daría de todo corazón mi bendición. Muchos de
vosotros no pertenecen a la Iglesia Católica, otros no son
creyentes. Os doy de corazón esta bendición, en silencio, a cada
uno de vosotros, respetando la conciencia de cada uno, pero sabiendo
que cada uno de vosotros es hijo de Dios. Que Dios os bendiga”.
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