Ciudad
del Vaticano, 13 marzo 2013
(VIS).- ¿Qué forma tienen las papeletas para elegir al Papa?, ¿Cómo
se hace el recuento de votos?, ¿Cómo votan los cardenales
enfermos?. A todas estas preguntas, y a muchas otras, responden la
Constitución Apostólica del beato Juan Pablo II “Universi
Dominici Gregis” (UDG), sobre la vacante de la Sede Apostólica y
la elección del Romano Pontífice (1996) y el Motu Proprio “Normas
Nonnullas”, de Benedicto XVI publicado el pasado 22 de febrero.
Reproducimos a continuación los artículos del 64 al 71 de la UDG
- con las modificaciones aportadas por el Motu Proprio a los art. 64
y 70- que tratan de los escrutinios durante el cónclave en la
Capilla Sixtina.
64. “El
procedimiento del escrutinio se desarrolla en tres fases, la primera
de las cuales, que se puede llamar pre-escrutinio, comprende: 1) la
preparación y distribución de las papeletas por parte de los
Ceremonieros, llamados al Aula junto con el Secretario del Colegio de
Cardenales y con el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas
Pontificias- quienes entregan por lo menos dos o tres a cada Cardenal
elector; 2) la extracción por sorteo, entre todos los Cardenales
electores, de tres Escrutadores, de tres encargados de recoger los
votos de los enfermos, llamados Infirmarii, y de tres Revisores; este
sorteo es realizado públicamente por el último Cardenal Diácono,
el cual extrae seguidamente los nueve nombres de quienes deberán
desarrollar tales funciones; 3) si en la extracción de los
Escrutadores, de los Infirmarii y de los Revisores, salieran los
nombres de Cardenales electores que, por enfermedad u otro motivo,
están impedidos de llevar a cabo estas funciones, en su lugar se
extraerán los nombres de otros no impedidos. Los tres primeros
extraídos actuarán de Escrutadores, los tres segundos de Infirmarii
y los otros tres de Revisores”.
65. “En esta fase de
escrutinio hay que tener en cuenta las siguientes disposiciones: 1)
la papeleta ha de tener forma rectangular y llevar escritas en la
mitad superior, a ser posible impresas, las palabras: Eligo in Summum
Pontificem, mientras que en la mitad inferior debe dejarse espacio
para escribir el nombre del elegido; por tanto, la papeleta está
hecha de modo que pueda ser doblada por la mitad; 2) la compilación
de las papeletas debe hacerse de modo secreto por cada Cardenal
elector, el cual escribirá claramente, con caligrafía lo más
irreconocible posible, el nombre del que elige, evitando escribir más
nombres, ya que en ese caso el voto sería nulo, doblando dos veces
la papeleta; 3) durante las votaciones, los Cardenales electores
deben permanecer en la Capilla Sixtina solos y por eso,
inmediatamente después de la distribución de las papeletas y antes
de que los electores empiecen a escribir, el Secretario del Colegio
de los Cardenales, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas
Pontificias y los Ceremonieros deben salir de allí; después de su
salida, el último Cardenal Diácono cerrará la puerta, abriéndola
y cerrándola todas las veces que sea necesario, como por ejemplo
cuando los Infirmarii salgan para recoger los votos de los enfermos y
vuelven a la Capilla”.
66.“La segunda fase,
llamada escrutinio verdadero y propio, comprende: 1) la introducción
de las papeletas en la urna apropiada; 2) la mezcla y el recuento de
las mismas; 3) el escrutinio de los votos. Cada Cardenal elector, por
orden de precedencia, después de haber escrito y doblado la
papeleta, teniéndola levantada de modo que sea visible, la lleva al
altar, delante del cual están los Escrutadores y sobre el cual está
colocada una urna cubierta por un plato para recoger las papeletas.
Llegado allí, el Cardenal elector pronuncia en voz alta la siguiente
fórmula de juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual
me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo
que debe ser elegido”. A continuación deposita la papeleta en el
plato y con éste la introduce en la urna. Hecho esto, se inclina
ante el altar y vuelve a su sitio.
Si alguno de los
Cardenales electores presentes en la Capilla no puede acercarse al
altar por estar enfermo, el último de los Escrutadores se acerca a
él, previo el mencionado juramento, entrega la papeleta doblada al
mismo Escrutador, el cual la lleva de manera visible al altar y, sin
pronunciar el juramento, la deposita en el plato y con éste la
introduce en la urna”.
67.“Si hay Cardenales
electores enfermos en sus habitaciones, a los cuales se refiere el n.
41 y siguientes de esta Constitución, los tres Infirmarii se dirigen
a ellos con una caja, que tenga en la parte superior una abertura por
donde pueda introducirse una papeleta doblada. Los Escrutadores,
antes de entregar esta caja a los Infirmarii la abren públicamente,
de modo que los otros electores puedan comprobar que está vacía,
después la cierran y depositan la llave sobre el altar. Seguidamente
los Infirmarii, con la caja cerrada y un conveniente número de
papeletas sobre una bandeja, se dirigen, debidamente acompañados, a
la Domus Sanctae Marthae, donde esté cada enfermo, el cual, tomando
una papeleta, vota en secreto, la dobla y, previo el mencionado
juramento, la introduce en la caja a través de la abertura. Si algún
enfermo no está en condiciones de escribir, uno de los tres
Infirmarii u otro Cardenal elector escogido por el enfermo, después
de haber prestado juramento ante los mismos Infirmarii de mantener el
secreto, lleva a cabo dichas operaciones. Después de esto, los
Infirmarii devuelven a la Capilla la caja, que será abierta por los
Escrutadores una vez que los Cardenales presentes hayan depositado su
voto, contando las papeletas que contiene y comprobando que su número
corresponde al de los enfermos, las ponen una a una en el plato y con
éste las introducen todas juntas en la urna. Para no alargar
demasiado las operaciones de voto, los Infirmarii pueden rellenar y
depositar sus papeletas en la urna después del primero de los
Cardenales, yendo después a recoger el voto de los enfermos del modo
indicado más arriba mientras los otros electores depositan su
papeleta”.
68. “Una vez que todos
los Cardenales electores hayan introducido su papeleta en la urna, el
primer Escrutador la mueve varias veces para mezclar las papeletas e,
inmediatamente después, el último Escrutador procede a contarlas,
extrayéndolas de manera visible una a una de la urna y colocándolas
en otro recipiente vacío, ya preparado para ello. Si el número de
las papeletas no corresponde al número de los electores, hay que
quemarlas todas y proceder inmediatamente a una segunda votación;
si, por el contrario, corresponde al número de electores, se
continúa el recuento como se dice más abajo”.
69. “Los Escrutadores
se sientan en una mesa colocada delante del altar; el primero de
ellos toma una papeleta, la abre, observa el nombre del elegido y la
pasa al segundo Escrutador quien, comprobado a su vez el nombre del
elegido, la pasa al tercero, el cual la lee en voz alta e
inteligible, de manera que todos los electores presentes puedan
anotar el voto en una hoja. El mismo Escrutador anota el nombre leído
en la papeleta. Si durante el recuento de los votos los Escrutadores
encontrasen dos papeletas dobladas de modo que parezcan rellenadas
por un solo elector, si éstas llevan el mismo nombre, se cuentan
como un solo voto; si, por el contrario, llevan dos nombres
diferentes, no será válido ninguno de los dos; sin embargo, la
votación no será anulada en ninguno de los dos casos.
Concluido el escrutinio
de las papeletas, los Escrutadores suman los votos obtenidos por los
varios nombres y los anotan en una hoja aparte. El último de los
Escrutadores, a medida que lee las papeletas, las perfora con una
aguja en el punto en que se encuentra la palabra Eligo y las inserta
en un hilo, para que puedan ser conservadas con más seguridad. Al
terminar la lectura de los nombres, se atan los extremos del hilo con
un nudo y las papeletas así unidas se ponen en un recipiente o al
lado de la mesa”.
“Sigue después la
tercera y última fase, llamada también post-escrutinio, que
comprende: 1)el recuento de los votos; 2) su control; 3) la quema de
las papeletas.
70.”Sigue
después la tercera y última fase, llamada también post-escrutinio,
que comprende: 1)el recuento de los votos; 2) su control; 3) la quema
de las papeletas.
Los
Escrutadores hacen la suma de todos los votos que cada uno ha
obtenido, y si ninguno ha alcanzado al menos los dos tercios de los
votos en aquella votación, el Papa no ha sido elegido; en cambio, si
resulta que alguno ha obtenido al menos los dos tercios, se tiene por
canónicamente válida la elección del Romano Pontífice.
En ambos casos, es decir,
haya tenido lugar o no la elección, los Revisores deben proceder al
control tanto de las papeletas como de las anotaciones hechas por los
Escrutadores, para comprobar que éstos han realizado con exactitud y
fidelidad su función.
Inmediatamente después
de la revisión, antes de que los Cardenales electores abandonen la
Capilla Sixtina, todas las papeletas son quemadas por los
Escrutadores, ayudados por el Secretario del Colegio y los
Ceremonieros, llamados entre tanto por el último Cardenal Diácono.
En el caso de que se debiera proceder inmediatamente a una segunda
votación, las papeletas de la primera votación se quemarán sólo
al final, junto con las de la segunda votación”.
71.”Ordeno a todos y a
cada uno de los Cardenales electores que, a fin de mantener con mayor
seguridad el secreto, entreguen al Cardenal Camarlengo o a uno de los
tres Cardenales Asistentes los escritos de cualquier clase que tengan
consigo relativos al resultado de cada escrutinio, para que se quemen
junto con las papeletas.
Establezco además que,
al finalizar la elección, el Cardenal Camarlengo de la Santa Iglesia
Romana redacte un escrito, que debe ser aprobado también por los
tres Cardenales Asistentes, en el cual declare el resultado de las
votaciones de cada sesión. Este escrito será entregado al Papa y
después se conservará en el archivo correspondiente, cerrado en un
sobre sellado, que no podrá ser abierto por nadie, a no ser que el
Sumo Pontífice lo permitiera explícitamente”.
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