Ciudad del Vaticano, 13 febrero 2013
(VIS).- El Papa ha dirigido un mensaje a los participantes en la
sesión del Consejo de gobernadores del Fondo Internacional para el
Desarrollo Agrícola (FIDA), que este año celebra su treinta y seis
aniversario.
El Santo Padre elogia la metodología
seguida por el FIDA, "que antepone el desarrollo continuo a la
sola asistencia, aúna la dimensión del grupo a la individual, hasta
prever formas de donaciones y préstamos sin intereses, eligiendo a
menudo como primeros destinatarios a "los más pobres entre los
pobres". Esta acción muestra que una lógica inspirada en el
principio de gratuidad y la cultura del don puede "encontrar
espacio en la actividad económica ordinaria" ("Caritas in
veritate").
"El criterio adoptado por el
Fondo, de hecho, une la eliminación de la pobreza no sólo a la
lucha contra el hambre y a garantizar la seguridad alimentaria, sino
también a la creación de oportunidades de trabajo y de estructuras
institucionales y de toma de decisiones. Es bien sabido que cuando
estos factores no están presentes, se restringe la participación de
los trabajadores rurales en las decisiones que les afectan y, en
consecuencia, se acentúa en ellos la creencia de que están
limitados en sus capacidades y su dignidad personal."
"En este ámbito se pueden
apreciar dos directrices específicas llevadas a cabo por la
Organización. La primera es la constante atención a África, donde,
apoyando proyectos de "crédito rural", el Fondo tiene como
objetivo dotar de recursos financieros exiguos, pero esenciales, a
pequeños agricultores, y hacerles protagonistas de la fase de toma
de decisiones y de gestión."
"La segunda directriz es apoyar a
las comunidades indígenas, que ponen una especial atención en la
preservación de la biodiversidad, reconocidas como bienes preciosos
que el Creador pone a disposición de toda la familia humana. La
salvaguardia de la identidad de esos pueblos debe continuar,
reconociéndoles el papel insustituible en el conocimiento de los
saberes tradicionales."
"La Iglesia católica en su
enseñanza y en sus obras siempre ha sostenido la centralidad del
trabajador de la tierra, llamando a la acción concreta a través de
la acción política y económica que lo afecta. Es una posición que
está en sintonía con lo que está realizando el Fondo para
calificar a los agricultores, como individuos o grupos pequeños,
haciéndolos protagonistas del desarrollo de sus comunidades y
países. La atención a la persona, en la dimensión individual y
social, será más eficaz si se lleva a cabo a través de las formas
de asociaciones, cooperativas y pequeñas empresas familiares que
sean capaces de producir unos ingresos suficientes para garantizar un
nivel de vida digno."
El Papa termina refiriéndose al
próximo Año Internacional que las Naciones Unidas han decidido
dedicar a la familia rural, a causa de un concepto profundamente
arraigado y saludable del desarrollo agrícola y la lucha contra la
pobreza, centrada en esta célula fundamental de la sociedad. "El
FIDA, por experiencia, sabe que el corazón del orden social es la
familia, cuya vida está regulada, incluso antes de por las leyes de
un Estado o por las normas internacionales, por los principios
morales incluidos en el patrimonio natural de los valores que son
inmediatamente reconocibles también en el mundo rural. Estos
principios inspiran la conducta del individuo, la relación entre los
cónyuges y entre las generaciones, el sentido de compartir. Negar o
ignorar esta realidad equivale a socavar los cimientos, no sólo la
familia, sino de toda la comunidad rural, con consecuencias cuya
gravedad no es difícil predecir", afirma Benedicto XVI.
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