Ciudad
del Vaticano, 29 de julio (VIS).-”Sigo con preocupación los
crecientes y trágicos episodios de violencia en Siria con su triste
secuela de muertos y heridos entre los civiles y con un número
ingente de desplazados internos y de refugiados en los países
limítrofes- dijo el Papa después de rezar el Ángelus-. Por eso
pido que se garanticen tanto la asistencia humanitaria necesarian
como la ayuda solidaria. Renuevo mi cercanía a la población que
sufre y la recuerdo siempre que rezo. Al mismo tiempo lanzo un fuerte
llamamiento para que se ponga fin a la violencia y al derramamiento
de sangre. Pido a Dios que otorgue la sabiduría del corazón, sobre
todo a los que tienen responsabilidades mayores, para que no se
escatimen esfuerzos en la búsqueda de la paz, también por parte de
la comunidad internacional a través del diálogo y la reconciliación
de cara a una solución política del conflicto”.
“Pienso
también -prosiguió- en la amada nación de Iraq, que padece en
estos días a causa de los numerosos y graves atentados que han
causado muchos muertos y heridos. Ojala este gran país encuentre el
camino de la estabilidad, de la reconciliación y de la paz”.
Benedicto
XVI concluyó hablando de los altos hornos de ILVA, en la ciudad
italiana de Taranto que podrían cerrar dentro de poco a causa de
problemas ligados a la emisión de sustancias tóxicas. “Quiero
manifestar mi cercanía a los trabajadores y a sus familias, que
viven con preocupación estos momentos tan difíciles. Mientras
aseguro mis oraciones y la ayuda de la Iglesia exhorto a todos al
sentido de responsabilidad y llamo a las instituciones nacionales y
locales a llevar a cabo todos los esfuerzos necesarios para llegar a
una solución ecua de la cuestión, que proteja tanto el derecho a la
salud como el derecho al al trabajo, sobre todo en estos tiempos de
crisis económica”.
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