Ciudad
del Vaticano, 19 de mayo de 2012 (VIS).- “La solidaridad es en primer
lugar que todos se sientan responsables de todos; por tanto no se la
puede dejar solamente en manos del Estado. Mientras antes se podía
pensar que lo primero era alcanzar la justicia y que la gratuidad venía
después como un complemento, hoy es necesario decir que sin la gratuidad
no se alcanza ni siquiera la justicia. La gratuidad no se compra en el
mercado, ni se puede prescribir por ley. Y sin embargo, tanto la
economía como la política tienen necesidad de gratuidad, de personas
capaces de donarse”. Con estas palabras, tomadas de su encíclica
“Caritas in veritate”, Benedicto XVI se ha dirigido a los más de 8.000
miembros de tres asociaciones católicas que ha recibido hoy en el aula
Pablo VI.
Las
asociaciones presentes en la audiencia han sido la FOCSIV, Federación
de Organismos Cristianos de Servicio Internacional y Voluntariado, de la
que forman parte 65 organizaciones italianas; el Movimiento Eclesial de
Compromiso Cultural, que opera en el mundo de la cultura en Italia,
colaborando con la misión evangelizadora de la Iglesia; y el Movimiento
Cristiano de Trabajadores, de carácter social, de solidaridad y
voluntariado, que promueve los principios cristianos en la vida, la
cultura y la legislación.
“Cultura,
voluntariado y trabajo constituyen un trinomio indisoluble en el
compromiso diario del laicado católico -ha dicho el Papa en su
discurso-. El fiel laico se pone en juego cuando toca uno o varios de
estos aspectos y se esfuerza por promover la dignidad humana en el
servicio cultural, la acción solidaria con los necesitados y el trabajo.
Estos tres ámbitos están ligados por un común denominador: la entrega
de sí. (…) Vuestra acción ha de estar animada por la caridad; eso
significa aprender a ver con los ojos de Cristo y dar al otro mucho más
que las cosas necesarias externamente, darle (…) el gesto de amor que
necesita. Esto nace del amor que proviene de Dios, que es el primero que
nos ha amado; nace del encuentro íntimo con Él”.
Benedicto
XVI ha asegurado que la acción de los voluntarios católicos testimonia y
valoriza “la lógica del don: donar el propio tiempo, las propias
habilidades y competencias, la propia instrucción, la propia
profesionalidad; en una palabra: la atención a los demás, sin esperar
nada a cambio en este mundo. Actuando así, no sólo se hace el bien, sino
que se descubre la felicidad profunda según la lógica de Cristo, que ha
donado todo su ser”.
Este
amor gratuito se experimenta por primera vez en la familia; de lo
contrario, ésta entra en crisis. “Todo lo que se vive en familia -ha
señalado el Pontífice-, el darse sin reservas por el bien del otro, es
un momento educativo fundamental para aprender a vivir como cristianos
también en relación con la cultural, el voluntariado y el trabajo”.
En
este punto, Benedicto XVI se refirió a su encíclica “Caritas in
veritate”, en la que aboga por la extensión del modelo familiar de la
lógica de la gratuidad y el don a una dimensión universal, ya que “la
sola justicia no es suficiente. Para que haya verdadera justicia, es
necesario ese 'algo más' que solo la gratuidad y la solidaridad pueden
dar”.
Para
terminar, el Santo Padre ha alentado a los voluntarios a “proseguir con
constancia el esfuerzo a favor de los hermanos. De este compromiso
forma parte también la tarea de poner en evidencia las injusticias y de
testimoniar los valores en los que se funda la dignidad de la persona,
promoviendo las formas de solidaridad que favorezcan el bien común”.
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