Ciudad
del Vaticano, 26 mayo 2012
(VIS).- “Es necesario formar las conciencias a la luz de la Palabra
de Dios, que da sentido e impulso a todo proyecto eclesial y humano,
también por lo que se refiere a la edificación de la ciudad
terrena. Es preciso renovar el alma de las instituciones y fecundar
la historia con semillas de vida nueva”. Estas son las palabras
pronunciadas por Benedicto XVI en la audiencia de hoy en la plaza de
San Pedro, en la que han participado miles de miembros de la
“Renovación en el Espíritu Santo”, que celebra el XL
aniversario de su fundación en Italia.
El
Papa señaló que “en la sociedad actual, vivimos una situación en
cierto modo precaria, caracterizada por la inseguridad y la
fragmentariedad de las decisiones. A menudo faltan puntos de
referencia válidos en los que inspirar la propia existencia. Por
tanto, se hace cada vez más importante construir el edificio de la
vida y el conjunto de las relaciones sociales sobre la roca estable
de la Palabra de Dios”.
El
Pontífice subrayó que, hoy en día, los creyentes están llamados a
ofrecer un testimonio de fe “convencido, sincero y creíble,
estrechamente unido al compromiso de la caridad. Efectivamente, por
medio de la caridad, también las personas lejanas o indiferentes al
mensaje del Evangelio consiguen acercarse a la verdad y convertirse
al amor misericordioso del Padre celeste”.
Benedicto
XVI recordó también la actuación de “Renovación en el Espíritu
Santo” en los últimos decenios: “Vuestra obra apostólica ha
contribuido al crecimiento de la vida espiritual en el tejido
eclesial y social, mediante caminos de conversión que han llevado a
muchas personas a ser curadas en profundidad por el amor de Dios, y a
muchas familias a superar momentos de crisis. No han faltado en
vuestros grupos jóvenes que han respondido generosamente a la
vocación de especial dedicación a Dios en el sacerdocio o en la
vida consagrada”. Asimismo, destacó las iniciativas que el
movimiento realiza en favor de quienes padecen situaciones de
necesidad y marginación, y en particular la obra para el
renacimiento espiritual y material de presos y ex-presidiarios.
Como
conclusión, el Pontífice exhortó a los presentes: “No os canséis
de dirigiros hacia el Cielo: el mundo tiene necesidad de oración.
Hacen falta hombres y mujeres que sientan la atracción del Cielo en
su vida, que hagan de la alabanza al Señor un estilo de vida nueva.
¡Y sed cristianos alegres! Os confío a María Santísima, presente
en el Cenáculo durante el evento de Pentecostés”.
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