CIUDAD DEL VATICANO, 2 DIC 2011 (VIS).-El Santo Padre ha recibido hoy en audiencia a los participantes en la sesión plenaria anual de la Comisión Teológica Internacional, que acaba de concluir sus trabajos bajo la dirección de su presidente, el cardenal William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El Pontífice se detuvo durante su discurso en los tres temas que la Comisión ha estudiado en los últimos años. Respecto al primero, la cuestión de Dios y la comprensión del monoteísmo, Benedicto XVI recordó que “detrás de la profesión cristiana del Dios único se encuentra la profesión de fe del pueblo de Israel”. Pero con la encarnación del Hijo en Jesucristo, “el monoteísmo del Dios único se ilumina con una luz completamente nueva: la luz trinitaria. Y en el misterio trinitario se ilumina también la fraternidad entre los hombres”. Por ello, la teología “puede ayudar a los creyentes a ser conscientes y a testimoniar que el monoteísmo trinitario nos muestra el verdadero rostro de Dios (…) y es fuente de paz personal y universal”.
La Comisión ha estudiado también los criterios según los cuales una teología puede ser definida “católica”. A este respecto, el Papa explicó que “el punto de partida de toda teología cristiana es la acogida personal del Verbo hecho hombre, la escucha de la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura”. Sin embargo, la historia de la Iglesia muestra que “el reconocimiento de este punto de partida no basta para asegurar la unidad de la fe. Cada lectura de la Biblia se coloca necesariamente en un contexto dado, y el único contexto en el cual el creyente puede estar en plena comunión con Cristo es la Iglesia y su Tradición viva”.
La teología católica debe seguir prestando una atención especial a la unión entre fe y razón, como ha venido haciendo a lo largo de su historia. Ello es hoy más necesario que nunca, dijo el Pontífice, tanto para armonizar las diversas ciencias como “para evitar las desviaciones violentas de una religiosidad que se opone a la razón y de una razón que se opone a la religión”.
En tercer lugar, la Comisión ha estudiado la relación entre la doctrina social de la Iglesia y el conjunto de la doctrina cristiana. Benedicto XVI reiteró que “el compromiso social de la Iglesia no es tan sólo algo humano, ni se resume en una teoría social. La transformación de la sociedad realizada por los cristianos a través de los siglos es una respuesta a la venida al mundo del Hijo de Dios. (…) Los discípulos de Cristo Redentor saben que sin la atención al otro, el perdón y el amor incluso por los enemigos, ninguna comunidad humana puede vivir en paz. (…) En la necesaria colaboración a favor del bien común, también con quien no comparte nuestra fe, debemos hacer presentes los verdaderos y profundos motivos religiosos de nuestro compromiso social (…) Así, quien perciba los fundamentos de la actuación social cristiana podrá encontrar un estímulo para tomar en consideración la fe en Jesucristo”.
Para finalizar, el Papa afirmó que la Iglesia tiene gran necesidad de la reflexión de los teólogos sobre “el misterio del Dios de Jesucristo y de su Iglesia. Sin una sana y vigorosa reflexión teológica, la Iglesia correría el riesgo de no expresar plenamente la armonía entre fe y razón”.
AC/ VIS 20111202 (570)
El Pontífice se detuvo durante su discurso en los tres temas que la Comisión ha estudiado en los últimos años. Respecto al primero, la cuestión de Dios y la comprensión del monoteísmo, Benedicto XVI recordó que “detrás de la profesión cristiana del Dios único se encuentra la profesión de fe del pueblo de Israel”. Pero con la encarnación del Hijo en Jesucristo, “el monoteísmo del Dios único se ilumina con una luz completamente nueva: la luz trinitaria. Y en el misterio trinitario se ilumina también la fraternidad entre los hombres”. Por ello, la teología “puede ayudar a los creyentes a ser conscientes y a testimoniar que el monoteísmo trinitario nos muestra el verdadero rostro de Dios (…) y es fuente de paz personal y universal”.
La Comisión ha estudiado también los criterios según los cuales una teología puede ser definida “católica”. A este respecto, el Papa explicó que “el punto de partida de toda teología cristiana es la acogida personal del Verbo hecho hombre, la escucha de la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura”. Sin embargo, la historia de la Iglesia muestra que “el reconocimiento de este punto de partida no basta para asegurar la unidad de la fe. Cada lectura de la Biblia se coloca necesariamente en un contexto dado, y el único contexto en el cual el creyente puede estar en plena comunión con Cristo es la Iglesia y su Tradición viva”.
La teología católica debe seguir prestando una atención especial a la unión entre fe y razón, como ha venido haciendo a lo largo de su historia. Ello es hoy más necesario que nunca, dijo el Pontífice, tanto para armonizar las diversas ciencias como “para evitar las desviaciones violentas de una religiosidad que se opone a la razón y de una razón que se opone a la religión”.
En tercer lugar, la Comisión ha estudiado la relación entre la doctrina social de la Iglesia y el conjunto de la doctrina cristiana. Benedicto XVI reiteró que “el compromiso social de la Iglesia no es tan sólo algo humano, ni se resume en una teoría social. La transformación de la sociedad realizada por los cristianos a través de los siglos es una respuesta a la venida al mundo del Hijo de Dios. (…) Los discípulos de Cristo Redentor saben que sin la atención al otro, el perdón y el amor incluso por los enemigos, ninguna comunidad humana puede vivir en paz. (…) En la necesaria colaboración a favor del bien común, también con quien no comparte nuestra fe, debemos hacer presentes los verdaderos y profundos motivos religiosos de nuestro compromiso social (…) Así, quien perciba los fundamentos de la actuación social cristiana podrá encontrar un estímulo para tomar en consideración la fe en Jesucristo”.
Para finalizar, el Papa afirmó que la Iglesia tiene gran necesidad de la reflexión de los teólogos sobre “el misterio del Dios de Jesucristo y de su Iglesia. Sin una sana y vigorosa reflexión teológica, la Iglesia correría el riesgo de no expresar plenamente la armonía entre fe y razón”.
AC/ VIS 20111202 (570)
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