CIUDAD DEL VATICANO, 16 MAY 2011 (VIS).-El Papa recibió hoy a los prelados de la Conferencia de Obispos Católicos de la India, que acaban de realizar su visita "ad limina".
En su discurso, el Santo Padre afirmó que "la revelación definitiva de Dios, que viene a nosotros en Jesucristo y que los creyentes en todo el mundo proclaman con alegría, se expresa de una manera particular en las Sagradas Escrituras y en la vida sacramental de la Iglesia. (...) Cuando la revelación cristiana es aceptada libremente y por la acción de la gracia de Dios, transforma a los hombres y mujeres desde dentro y establece una relación maravillosa, redentora con Dios nuestro Padre celestial, por medio de Cristo, en el Espíritu Santo. Este es el corazón del mensaje que enseñamos, este es el gran regalo que ofrecemos en la caridad al prójimo: una participación en la vida misma de Dios".
"Dentro de la Iglesia, los primeros pasos de los creyentes en el camino de Cristo deben estar acompañado siempre por una catequesis sólida que les permita prosperar en la fe, en la caridad y en el servicio. (...) Reconociendo que la catequesis es distinta de la especulación teológica, los sacerdotes, religiosos y catequistas laicos necesitan saber cómo comunicar con claridad y devoción amorosa la belleza de la vida y enseñanza cristiana que transforma, que permite y enriquece el encuentro con Cristo mismo. Esto es especialmente cierto en la preparación de los fieles al encuentro con nuestro Señor en los sacramentos".
Refiriéndose a la particularidad de la India, donde "hay varias religiones antiguas, incluido el cristianismo", Benedicto XVI subrayó que "la vida cristiana en estas sociedades exige siempre honestidad y sinceridad sobre las propias creencias, y respeto del prójimo. La presentación del Evangelio en esas circunstancias, por lo tanto, conlleva el delicado proceso de la enculturación. (...) Requiere que los sacerdotes, religiosos y catequistas laicos empleen cuidadosamente los lenguajes y costumbres adecuadas de las personas que sirven al presentar la Buena Nueva". En este sentido, pidió a los obispos que supervisaran este proceso "con fidelidad al depósito de la fe que se nos ha entregado para mantenerlo y transmitirlo".
El Papa señaló a continuación que en el diálogo interreligioso deben afrontar "situaciones desafiadoras con los miembros de otras creencias religiosas, mientras tratáis de fomentar un ambiente de interacción tolerante. Vuestro diálogo se debe caracterizar por una atención permanente a lo que es verdadero, con el fin de fomentar el respeto mutuo, evitando la apariencia de sincretismo".
"Mientras los cristianos indios -dijo- se esfuerzan por vivir en paz y armonía con sus vecinos de otras creencias, vuestra guía prudente es crucial en la misión cívica y moral de acción para salvaguardar los derechos humanos fundamentales de la libertad de religión y de culto. Estos derechos se basan en la común dignidad de todos los seres humanos y son reconocidos por el concierto de las naciones".
Benedicto XVI puso de relieve que "la Iglesia católica se esfuerza por promover estos derechos para todas las religiones en todo el mundo" y terminó animando a los prelados a "trabajar con paciencia para establecer las bases comunes necesarias para disfrutar armoniosamente de estos derechos básicos en las comunidades. Si los cristianos encuentran oposición, su caridad y paciencia deberían servir para convencer a los otros de la justicia de la tolerancia religiosa, de la que se benefician los seguidores de todas las religiones".
AL/ VIS 20110516 (570)
En su discurso, el Santo Padre afirmó que "la revelación definitiva de Dios, que viene a nosotros en Jesucristo y que los creyentes en todo el mundo proclaman con alegría, se expresa de una manera particular en las Sagradas Escrituras y en la vida sacramental de la Iglesia. (...) Cuando la revelación cristiana es aceptada libremente y por la acción de la gracia de Dios, transforma a los hombres y mujeres desde dentro y establece una relación maravillosa, redentora con Dios nuestro Padre celestial, por medio de Cristo, en el Espíritu Santo. Este es el corazón del mensaje que enseñamos, este es el gran regalo que ofrecemos en la caridad al prójimo: una participación en la vida misma de Dios".
"Dentro de la Iglesia, los primeros pasos de los creyentes en el camino de Cristo deben estar acompañado siempre por una catequesis sólida que les permita prosperar en la fe, en la caridad y en el servicio. (...) Reconociendo que la catequesis es distinta de la especulación teológica, los sacerdotes, religiosos y catequistas laicos necesitan saber cómo comunicar con claridad y devoción amorosa la belleza de la vida y enseñanza cristiana que transforma, que permite y enriquece el encuentro con Cristo mismo. Esto es especialmente cierto en la preparación de los fieles al encuentro con nuestro Señor en los sacramentos".
Refiriéndose a la particularidad de la India, donde "hay varias religiones antiguas, incluido el cristianismo", Benedicto XVI subrayó que "la vida cristiana en estas sociedades exige siempre honestidad y sinceridad sobre las propias creencias, y respeto del prójimo. La presentación del Evangelio en esas circunstancias, por lo tanto, conlleva el delicado proceso de la enculturación. (...) Requiere que los sacerdotes, religiosos y catequistas laicos empleen cuidadosamente los lenguajes y costumbres adecuadas de las personas que sirven al presentar la Buena Nueva". En este sentido, pidió a los obispos que supervisaran este proceso "con fidelidad al depósito de la fe que se nos ha entregado para mantenerlo y transmitirlo".
El Papa señaló a continuación que en el diálogo interreligioso deben afrontar "situaciones desafiadoras con los miembros de otras creencias religiosas, mientras tratáis de fomentar un ambiente de interacción tolerante. Vuestro diálogo se debe caracterizar por una atención permanente a lo que es verdadero, con el fin de fomentar el respeto mutuo, evitando la apariencia de sincretismo".
"Mientras los cristianos indios -dijo- se esfuerzan por vivir en paz y armonía con sus vecinos de otras creencias, vuestra guía prudente es crucial en la misión cívica y moral de acción para salvaguardar los derechos humanos fundamentales de la libertad de religión y de culto. Estos derechos se basan en la común dignidad de todos los seres humanos y son reconocidos por el concierto de las naciones".
Benedicto XVI puso de relieve que "la Iglesia católica se esfuerza por promover estos derechos para todas las religiones en todo el mundo" y terminó animando a los prelados a "trabajar con paciencia para establecer las bases comunes necesarias para disfrutar armoniosamente de estos derechos básicos en las comunidades. Si los cristianos encuentran oposición, su caridad y paciencia deberían servir para convencer a los otros de la justicia de la tolerancia religiosa, de la que se benefician los seguidores de todas las religiones".
AL/ VIS 20110516 (570)
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