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El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

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lunes, 16 de mayo de 2011

LA IGLESIA NO PUEDE DEJAR DE PROCLAMAR LA BUENA NUEVA DEL EVANGELIO

CIUDAD DEL VATICANO, 14 MAY 2011 (VIS).-El Santo Padre recibió este mediodía a los participantes en la Asamblea General de las Pontificias Obras Misioneras, que dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

  El Papa señaló en su discurso que "la Iglesia debe renovar su compromiso de llevar a Cristo, de prolongar su misión mesiánica para la venida del Reino de Dios. (...) Por tanto, es necesario seguir trabajando con renovado entusiasmo en la obra de evangelización (...) para conducir a la gente a la verdadera libertad de los hijos de Dios contra todas las formas de la esclavitud. Hay que echar las redes del Evangelio en el mar de la historia para llevar a los hombres hacia la tierra de Dios".

  "Para que haya un decidido compromiso en la evangelización -continuó-, los cristianos y las comunidades deben creer realmente que "la Palabra de Dios es la verdad salvadora que todo hombre necesita en cualquier época". Si esta convicción de fe no está profundamente arraigada en nuestras vidas, no podremos sentir la pasión y la belleza de anunciarla".

  Tras hacer hincapié en que "todos deben participar en la "missio ad gentes": Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos", Benedicto XVI señaló que "es importante, por tanto, prestar una especial atención para que todos los sectores de la pastoral, de la catequesis, de la caridad, se caractericen por la dimensión misionera: la Iglesia es misión".

  "Una condición fundamental para el anuncio -dijo- es dejarse aferrar completamente por Cristo, Palabra de Dios encarnada". En este contexto puso de relieve que "sólo estando profundamente enraizados en Cristo y en su Palabra es posible no ceder a la tentación de reducir la evangelización a un proyecto puramente humano, social, ocultando la dimensión trascendente de la salvación ofrecida por Dios en Cristo. Es una Palabra que hay que testimoniar y proclamar explícitamente, ya que sin un testimonio coherente es menos comprensible y creíble".

  El Papa destacó que "el ministerio de la evangelización es fascinante y exigente: requiere amor por el anuncio y el testimonio, un amor tan completo que incluso puede ser marcado por el martirio. La Iglesia no puede dejar de llevar la luz de Cristo, de proclamar la buena nueva del Evangelio, aunque comporte la persecución. Es parte de su misma vida, como lo fue para Jesús. Los cristianos no deben tener miedo, aunque "actualmente son el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones a causa de su fe".

  El Santo Padre concluyó agradeciendo "el trabajo de animación y formación misionera" de las Obras Misioneras Pontificias, que "siguen siendo un medio privilegiado para la cooperación misionera y para un provechoso intercambio de personal y de recursos financieros entre las Iglesias".
AC/                                        VIS 20110516 (470)

1 comentario:

  1. “Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, ( ) esto es ( ) un desafío, un camino; de hecho. El objetivo de la vida, el destino último consiste verdaderamente en hacerse semejantes a Dios. (S.S. Benedicto XVI, Audiencia general, 18 de abril de 2007).”
    Nuestra creación está en curso.
    Jesucristo es tan fácil de entender como difícil de seguir fielmente con sólo nuestro libre albedrío.
    Es en Jesucristo que alcanzamos el Reino de Dios. El Reino espiritual, que nos hace amar y llamar- ya ahora- a nuestro prójimo anunciando el Evangelio y animándolo a entrar.
    Para la perfección ante Dios necesitamos rogar su gracia. Sin la gratuidad de Su caridad ningún santo hubiera llegado a serlo.
    Para la Bienaventuranza el hombre necesita amor, su sentimiento a semejanza de Dios. Sin operar con su conciencia en tiempo y espacio. La resurrección gloriosa de los cuerpos acompaña la perfección espiritual para gozar la Bienaventuranza. Nuestra presencia ante el amor de Dios es para el amor eterno, en nuestra divinización por el Espíritu Santo, cumpliéndose eternamente el proyecto de Dios.

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