CIUDAD DEL VATICANO, 12 MAY 2011 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano a una delegación de la "B'nai B'rith International" (en hebreo "Hijos de la Alianza"), la más antigua organización de voluntariado judía, fundada en 1843 en Nueva York.
El Papa expresó su aprecio por la "participación activa" de la B'nai B'rith International en el encuentro del Comité Internacional de Enlace Católico-Judío, celebrado en París a finales de febrero, en el cuadragésimo aniversario del diálogo entre ambas religiones. "Lo que ha ocurrido en estos cuarenta años -dijo- se debe considerar un gran regalo del Señor y un motivo de profunda gratitud a Aquel que guía nuestros pasos con su sabiduría infinita y eterna".
"La reunión de París confirmó el deseo de católicos y judíos de afrontar juntos los enormes desafíos que tienen por delante nuestras comunidades en un mundo que cambia rápidamente y, significativamente, nuestro deber religioso común de combatir la pobreza, la injusticia, la discriminación y la negación de los derechos humanos universales".
El Santo Padre subrayó que "una de las cosas más importantes que podemos hacer juntos es dar un testimonio común de nuestra creencia profundamente arraigada de que cada hombre y mujer es creado a imagen divina y por tanto, está dotado de dignidad inviolable. Esta convicción sigue siendo la base más segura para todos los esfuerzos en la defensa y promoción de los derechos inalienables del ser humano".
Tras recordar el encuentro reciente entre las delegaciones del Gran Rabinato de Israel y la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con los Judíos, Benedicto XVI afirmó que en aquella ocasión "se hizo hincapié en la necesidad de promover una sana comprensión del papel de la religión en la vida de nuestras sociedades como correctivo a una visión puramente horizontal, y por tanto truncada, de la persona humana y de la convivencia social".
"A través de la vida y el trabajo de todos los creyentes -terminó- hay que ofrecer un testimonio constante de la trascendencia, indicar las realidades invisibles que se encuentran más allá de nosotros, y encarnar la convicción de que una Providencia amorosa y compasiva guía el final de la historia, a pesar de las dificultades y amenazas que se puedan encontrar en el camino".
AC/ VIS 20110512 (380)
El Papa expresó su aprecio por la "participación activa" de la B'nai B'rith International en el encuentro del Comité Internacional de Enlace Católico-Judío, celebrado en París a finales de febrero, en el cuadragésimo aniversario del diálogo entre ambas religiones. "Lo que ha ocurrido en estos cuarenta años -dijo- se debe considerar un gran regalo del Señor y un motivo de profunda gratitud a Aquel que guía nuestros pasos con su sabiduría infinita y eterna".
"La reunión de París confirmó el deseo de católicos y judíos de afrontar juntos los enormes desafíos que tienen por delante nuestras comunidades en un mundo que cambia rápidamente y, significativamente, nuestro deber religioso común de combatir la pobreza, la injusticia, la discriminación y la negación de los derechos humanos universales".
El Santo Padre subrayó que "una de las cosas más importantes que podemos hacer juntos es dar un testimonio común de nuestra creencia profundamente arraigada de que cada hombre y mujer es creado a imagen divina y por tanto, está dotado de dignidad inviolable. Esta convicción sigue siendo la base más segura para todos los esfuerzos en la defensa y promoción de los derechos inalienables del ser humano".
Tras recordar el encuentro reciente entre las delegaciones del Gran Rabinato de Israel y la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con los Judíos, Benedicto XVI afirmó que en aquella ocasión "se hizo hincapié en la necesidad de promover una sana comprensión del papel de la religión en la vida de nuestras sociedades como correctivo a una visión puramente horizontal, y por tanto truncada, de la persona humana y de la convivencia social".
"A través de la vida y el trabajo de todos los creyentes -terminó- hay que ofrecer un testimonio constante de la trascendencia, indicar las realidades invisibles que se encuentran más allá de nosotros, y encarnar la convicción de que una Providencia amorosa y compasiva guía el final de la historia, a pesar de las dificultades y amenazas que se puedan encontrar en el camino".
AC/ VIS 20110512 (380)
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