Inicio - VIS Vaticano - Recibir VIS - Contáctenos - Calendario VIS

El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

últimas 5 noticias

VISnews en Twitter Ver en YouTube

miércoles, 3 de noviembre de 2010

DIOS NO SE DEJA CONDICIONAR POR NUESTROS PREJUICIOS

CIUDAD DEL VATICANO, 31 OCT 2010 (VIS).-A mediodía, Benedicto XVI se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

“El evangelista san Lucas concede una atención particular al tema de la misericordia de Jesús”, dijo el Papa comentando el Evangelio de hoy. “En su narración, encontramos algunos episodios que ponen de relieve el amor misericordioso de Dios y de Cristo, que afirma que no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores”, como en el caso de Zaqueo, el publicano, jefe de los recaudadores de los tributos que los judíos tenían que pagar a los romanos y por ese motivo considerado un gran pecador.

Por eso, cuando Jesús, pasando por Jericó, se quedó en casa de Zaqueo, suscitó un gran escándalo. Sin embargo, “el Señor, sabía muy bien lo que hacía. Por decirlo de alguna manera, quiso arriesgarse y ganó la apuesta: Zaqueo, profundamente impresionado por la visita de Jesús, decidió cambiar de vida, y prometió restituir cuatro veces más de lo que había robado”.

“Dios no excluye a nadie, ni a pobres y ni a ricos”, explicó el Santo Padre. “Dios no se deja condicionar por nuestros prejuicios humanos, sino que ve en cada uno un alma que hay que salvar, y se siente especialmente atraído por aquellas almas que son consideradas perdidas y que así lo creen ellas mismas. Jesucristo, encarnación de Dios, ha demostrado esta inmensa misericordia, que no quita nada a la gravedad del pecado, pero busca siempre salvar al pecador, ofrecerle la posibilidad de rescate, de volver a comenzar, de convertirse”.

“Zaqueo acogió a Jesús y se convirtió, pues Jesús había sido el primero en acogerle. No le había condenado, sino que había respondido a su deseo de salvación. Pidamos a la Virgen María (...) que experimentemos la alegría de recibir la visita del Hijo de Dios (...) y transmitir a los demás su misericordia”, concluyó el pontífice.

Después de rezar el Ángelus, Benedicto XVI recordó que ayer, en la catedral de Oradea Mare, en Rumania, el cardenal Peter Erdö proclamó beato a Szilárd Bogdánffy, obispo y mártir. “En 1949, cuando tenía 38 años -dijo el Papa- fue consagrado obispo en la clandestinidad y poco después arrestado por el régimen comunista de su país, con la acusación de conspiración. Después de cuatro años de sufrimientos y humillaciones, murió en la cárcel. ¡Demos gracias a Dios por este heroico pastor de la Iglesia que siguió al Cordero hasta el final! Que su testimonio consuele a todos los que también hoy son perseguidos a causa del Evangelio”.
ANG/ VIS 20101103 (440)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Copyright © VIS - Vatican Information Service