CIUDAD DEL VATICANO, 25 JUN 2010 (VIS).-El Papa recibió este mediodía a los participantes en la asamblea anual de la ROACO (Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales), cuyos trabajos se centraron fundamentalmente en la preparación del próximo Sínodo para Oriente Medio.
Al inicio de su discurso, el Papa afirmó que “todos deseamos el don de una paz estable y de una convivencia segura en Tierra Santa, Irak y Oriente Medio, que nacen del respeto de los derechos humanos, de las familias, comunidades y pueblos y de la superación de toda discriminación religiosa, cultural o social”.
“Animo a los hermanos y hermanas en Oriente –continuó- (…) a perseverar en la fe, y a permanecer, a pesar de los numerosos sacrificios, en el lugar de nacimiento. Al mismo tiempo, exhorto a los emigrantes orientales a que no se olviden de sus orígenes, sobre todo religiosos. Su fidelidad y su coherencia humanas y cristianas dependen de ello”.
El Santo Padre recordó de modo particular a “los cristianos que sufren violencia a causa del Evangelio”, y les encomendó a Dios. “Sigo contando -dijo- con los responsables de las naciones para que garanticen realmente, sin distinción y en todas partes, la profesión pública y comunitaria de las creencias religiosas de cada uno”.
Benedicto XVI manifestó su agrado porque las Iglesias orientales católicas habían participado con entusiasmo en el Año Sacerdotal recientemente concluido, y recordó que Oriente fue antiguamente cuna de grandes escuelas de espiritualidad sacerdotal. En este contexto, citó en particular a la Iglesia de Antioquia, patria de extraordinarios santos y pidió que los sacerdotes de las Iglesias orientales siguieran haciéndose eco de esa herencia espiritual.
Refiriéndose a la Asamblea Especial para Oriente Medio, que se celebrará del 10 al 24 de octubre, el pontífice expresó su satisfacción por “la amplia cooperación proporcionada por las Iglesias de Oriente y por la labor que ROACO ha hecho desde el principio y sigue haciendo en vista de este acontecimiento histórico. Este esfuerzo conjunto tendrá resultados fructíferos por la presencia de algunos de vuestros representantes en esta reunión eclesial y por vuestra relación constante con la Congregación para las Iglesias Orientales”.
El Papa pidió a los participantes en la reunión que contribuyeran con sus “obras a mantener viva la “esperanza que no defrauda” entre los cristianos de Oriente. (…) ¡Nos gustaría estar siempre a su lado! Por intercesión de la Santísima Madre de Dios y de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, confío al Señor a los benefactores, amigos y colaboradores vivos y difuntos, relacionados de alguna manera con la ROACO, con un particular recuerdo de monseñor Padovese, recientemente fallecido”.
AC/ VIS 20100625 (440)
Al inicio de su discurso, el Papa afirmó que “todos deseamos el don de una paz estable y de una convivencia segura en Tierra Santa, Irak y Oriente Medio, que nacen del respeto de los derechos humanos, de las familias, comunidades y pueblos y de la superación de toda discriminación religiosa, cultural o social”.
“Animo a los hermanos y hermanas en Oriente –continuó- (…) a perseverar en la fe, y a permanecer, a pesar de los numerosos sacrificios, en el lugar de nacimiento. Al mismo tiempo, exhorto a los emigrantes orientales a que no se olviden de sus orígenes, sobre todo religiosos. Su fidelidad y su coherencia humanas y cristianas dependen de ello”.
El Santo Padre recordó de modo particular a “los cristianos que sufren violencia a causa del Evangelio”, y les encomendó a Dios. “Sigo contando -dijo- con los responsables de las naciones para que garanticen realmente, sin distinción y en todas partes, la profesión pública y comunitaria de las creencias religiosas de cada uno”.
Benedicto XVI manifestó su agrado porque las Iglesias orientales católicas habían participado con entusiasmo en el Año Sacerdotal recientemente concluido, y recordó que Oriente fue antiguamente cuna de grandes escuelas de espiritualidad sacerdotal. En este contexto, citó en particular a la Iglesia de Antioquia, patria de extraordinarios santos y pidió que los sacerdotes de las Iglesias orientales siguieran haciéndose eco de esa herencia espiritual.
Refiriéndose a la Asamblea Especial para Oriente Medio, que se celebrará del 10 al 24 de octubre, el pontífice expresó su satisfacción por “la amplia cooperación proporcionada por las Iglesias de Oriente y por la labor que ROACO ha hecho desde el principio y sigue haciendo en vista de este acontecimiento histórico. Este esfuerzo conjunto tendrá resultados fructíferos por la presencia de algunos de vuestros representantes en esta reunión eclesial y por vuestra relación constante con la Congregación para las Iglesias Orientales”.
El Papa pidió a los participantes en la reunión que contribuyeran con sus “obras a mantener viva la “esperanza que no defrauda” entre los cristianos de Oriente. (…) ¡Nos gustaría estar siempre a su lado! Por intercesión de la Santísima Madre de Dios y de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, confío al Señor a los benefactores, amigos y colaboradores vivos y difuntos, relacionados de alguna manera con la ROACO, con un particular recuerdo de monseñor Padovese, recientemente fallecido”.
AC/ VIS 20100625 (440)
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