CIUDAD DEL VATICANO, 12 MAY 2010 (VIS).-Después de celebrar la Santa Misa en privado, Benedicto XVI se trasladó al Centro Cultural de Belém para encontrarse con los representantes del mundo de la cultura. El Papa fue acogido por el obispo Manuel Clemente, de Porto, presidente de la Comisión episcopal para la cultura y por el director de cine Manoel de Oliveira, que le dirigió unas palabras de saludo.
En el discurso que pronunció a continuación, el Santo Padre afirmó que “la cultura de hoy refleja una “tensión” que a veces toma la forma de “conflicto entre el presente y la tradición”. Sin embargo, añadió, “la valorización del “presente” como fuente de inspiración del sentido de la vida, tanto individual como social entra en conflicto con la fuerte tradición cultural del pueblo portugués, profundamente marcado por el influjo milenario del cristianismo y el sentido de responsabilidad global, que se afirmó en la aventura de los descubrimientos y en la entrega misionera, compartiendo el don de la fe con otros pueblos”.
Este “conflicto” entre la tradición y el presente se expresa en la crisis de la verdad - afirmó el Papa-, añadiendo que “un pueblo que deja de saber cuál es su verdad, termina por perderse en los laberintos del tiempo y la historia, privado de valores claramente definidos y sin grandes metas”. Pero “la fidelidad al ser humano exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de la libertad y de la posibilidad de un desarrollo humano integral. Por esta razón, la Iglesia la busca, la proclama sin cesar y la reconoce allí donde se manifiesta. Para la Iglesia es irrenunciable esta misión de verdad”
“Para una sociedad constituida en su mayoría por católicos y cuya cultura ha sido profundamente influenciada por el cristianismo, se revela dramático el intento de encontrar la verdad fuera de Jesucristo. Para nosotros los cristianos, la verdad es divina, es el “Logos” eterno, que adquirió su expresión humana en Jesucristo. (...) La coexistencia de la Iglesia, en su firme adhesión al carácter perenne de la verdad, respetando otras “verdades” o con la verdad de los demás, es un aprendizaje que está haciendo la misma Iglesia. En este respeto dialogante se pueden abrir nuevas puertas a la transmisión de la verdad”.
“La Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir”, dijo Benedicto XVI citando las palabras de Pablo VI. “De hecho, el diálogo sin ambigüedades y respetuoso de las partes implicadas es hoy una prioridad en el mundo y la Iglesia no quiere sustraerse a ella. (...) Una vez constatada la diversidad cultural hay que hacer que las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro sino que aspiren también a enriquecerse con ella y a ofrecerle cuanto se posee de bueno, verdadero y bello”.
Para “mostrar nuevos mundos al mundo”, afirmó el Santo Padre con el autor de “Os Lusíades”, Luis de Camoes: “Vosotros, (...) creadores de pensamiento y opinión tenéis (...) la posibilidad de hablar al corazón de la humanidad, (...) de ampliar los horizontes del conocimiento y el compromiso humanos. No tengáis miedo de dialogar con los creyentes, con los que como vosotros, se sienten peregrinos en el mundo y en la historia hacia la Belleza infinita”.
“Precisamente con el fin de infundir “en las venas de la humanidad actual la virtud perenne, vital y divina del Evangelio” -recordó Benedicto XVI- se realizó el Concilio Vaticano II, en que la Iglesia, partiendo de una renovada toma de conciencia de la tradición católica, toma en serio y discierne, transfigura y supera las críticas subyacentes a las fuerzas que caracterizaron la modernidad, es decir la Reforma y la Ilustración”. El evento conciliar “sentó los presupuestos para una auténtica renovación católica y una nueva civilización, la “civilización del amor”, como un servicio evangélico para el hombre y la sociedad”.
“La Iglesia -concluyó el Papa- considera su misión prioritaria en la cultura contemporánea mantener despierta la búsqueda de la verdad y, por consiguiente, de Dios; llevar a las personas a mirar más allá de las cosas penúltimas y lanzarse a la búsqueda de los últimas”.
Después del encuentro con los representantes del mundo de la cultura, el pontífice se desplazó a la nunciatura apostólica de Lisboa para entrevistarse con el primer ministro de Portugal, José Sócrates.
PV-PORTUGAL/ VIS 20100512 (740)
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