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lunes, 10 de septiembre de 2007

SIN EL SEÑOR Y SU DIA, EL DOMINGO, LA VIDA NO ES COMPLETA


CIUDAD DEL VATICANO, 9 SEP 2007 (VIS).-El Papa celebró misa esta mañana en la Catedral gótica de San Esteban, la Iglesia principal de Viena, en cuya fachada hay dos torres de más de sesenta metros y un campanario de 136 metros.

  Antes del inicio de la celebración eucarística, el Santo Padre recorrió en procesión cien metros hasta la catedral.

  Durante la homilía, Benedicto XVI explicó el sentido del domingo, día del Señor. "En la palabra "dominico" -dijo- se hayan indisolublemente unidos dos significado (...): En primer lugar está el don del Señor -este don es El mismo: el Resucitado, de cuyo contacto y cercanía tienen necesidad los cristianos. (...) El encuentro con el Señor se inscribe en el tiempo a través de un día preciso".

  "También nosotros -continuó- tenemos necesidad del contacto con el Resucitado, que nos sostiene hasta la muerte y más allá de ella. Necesitamos este encuentro que nos reúne, que nos da un espacio de libertad, que nos permite ver más allá del activismo de la vida cotidiana hacia el amor creador de Dios, del que provenimos y hacia el que nos encaminamos".

  El Papa subrayó que "sin el Señor y el día que le pertenece la vida no es completa. El domingo, en nuestras sociedades occidentales, se ha transformado en un fin de semana, en tiempo libre. El tiempo libre es ciertamente algo bueno y necesario, especialmente con el frenesí del mundo moderno. Sin embargo, si el tiempo libre no tiene un centro interior, una orientación clara, termina por convertirse en tiempo vacío que no nos fortalece. El tiempo libre tiene necesidad de un centro, el encuentro con Aquel que es nuestro origen y nuestra meta".

  "El primer día de la semana -continuó- es el día de la mañana de la creación, el día en que Dios dijo: "¡Hágase la luz!". Por eso, el domingo, en la Iglesia, también es la fiesta semanal de la creación -la fiesta de la gratitud y de la alegría por la creación de Dios. En una época en que la creación parece estar expuesta a muchos peligros a causa de la intervención humana, debemos referirnos propiamente a esta dimensión del domingo".

  Benedicto XVI puso de relieve que en la oración de este domingo "recordamos ante todo que Dios, mediante su Hijo, nos ha redimido y adoptado como hijos amados. (...) Ser hijos -concluyó- significa ser personas libres, no siervos, sino miembros de la familia. Y significa ser herederos. Si pertenecemos a aquel Dios que es el poder sobre todo poder, entonces somos libres y no tenemos que temer. Y somos herederos. La herencia que El nos ha dejado es él mismo, su amor".

  Terminada la misa, el Santo Padre se trasladó a la Plaza, donde había un podio, desde el que rezó el Angelus. Antes de la oración mariana, el Papa afirmó que "como María llevó en su seno a Jesús -un ser humano pequeño e indefenso, totalmente dependiente de la benevolencia de la madre-, del mismo modo Jesucristo, bajo la especie del pan, se ha confiado a vosotros. (...) ¡Amadlo como lo ha amado María! ¡Llevadlo a los seres humanos como María lo llevó a Isabel, suscitando júbilo y alegría! La Virgen donó al Verbo de Dios un cuerpo humano para que pudiese entrar en el mundo. ¡Entregad también vuestro cuerpo al Señor -terminó- siendo cada vez más instrumentos del amor de Dios, templos del Espíritu Santo! ¡Llevad el domingo, con su don inmenso, al mundo!".

  Después del Angelus, Benedicto XVI entregó una carta que ha escrito a los niños que participan activamente en las iniciativas de la Pontificia Obra de la Infancia Misionera: "Vosotros -escribe el Papa- sois pequeños colaboradores del servicio que el Papa realiza a la Iglesia y al mundo: me sostenéis con vuestra oración y también con vuestro empeño en la difusión del Evangelio".

  Hay muchos niños, afirma el Papa, que no conocen a Jesús, otros tantos que carecen de los medios indispensables para vivir. "La Iglesia les reserva una especial atención, sobre todo mediante los misioneros; también vosotros os sentís llamados a ofrecer vuestra contribución, tanto personalmente como en grupo. ¡La amistad con Jesús es un don tan precioso que no se puede reservar solo para uno mismo!".
PV-AUSTRIA/MISA:ANGELUS/VIENA                VIS 20070910 (730)


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