CIUDAD DEL VATICANO, 2 ABR 2004 (VIS).-Los obispos de las provincias eclesiásticas de Atlanta y Miami (Estados Unidos), en visita "ad limina" en Roma fueron recibidos esta mañana por el Papa. El Santo Padre dijo a los prelados que durante estos encuentros reflexionará con ellos "sobre el ejercicio de la misión episcopal a la luz del triple munus" de santificar, enseñar y gobernar.
"Nuestros encuentros tienen lugar en un momento difícil de la historia de la Iglesia en Estados Unidos -prosiguió-. Muchos de vosotros ya han hablado conmigo del dolor provocado por el escándalo de los abusos sexuales de los dos últimos años y de la necesidad urgente de reconstruir la confianza y cicatrizar las heridas que se han producido entre los obispos, sacerdotes y laicos en vuestro país. Estoy seguro de que la disponibilidad que habéis demostrado a la hora de descubrir y afrontar los errores y fallos del pasado, aprendiendo de esta experiencia, contribuirá en gran medida a esta obra de reconciliación y renovación".
"La historia de la Iglesia demuestra que no puede haber reforma eficaz sin la renovación interior", de individuos, grupos e instituciones. Para un obispo "el reto de la renovación interior lleva aparejada la comprensión integral de su servicio como 'pastor gregis'. (…) Para que su autoridad apostólica sea eficaz, ésta debe considerarse ante todo como un testimonio religioso del Señor Resucitado, de la verdad del Evangelio y del misterio de la salvación presente y que obra en la Iglesia. (…) La renovación de la Iglesia por tanto está estrechamente ligada a la renovación de la misión episcopal. El obispo (…) debe ser el primero en conformar su vida a Cristo en santidad y conversión constante".
"Queridos hermanos, quiero reafirmar mi confianza en la Iglesia en América, mi aprecio por la fe profunda de los católicos americanos y mi gratitud por su gran contribución a la sociedad americana y a la vida de la Iglesia en todo el mundo. Visto con los ojos de la fe, el momento de dificultad actual es también un momento de esperanza, de esa esperanza que 'no defrauda' porqué está enraizada en el Espíritu Santo que constantemente inspira nuevas energías, llamadas y misiones en el Cuerpo de Cristo".
"La asamblea especial del Sínodo de los Obispos, celebrada en coincidencia con los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, indicó justamente que el obispo está llamado a ser profeta, testigo y siervo de esperanza en el mundo, (…) porque hace que la esperanza esté presente en su ministerio pastoral, centrado como está en los tres 'munera' de santificación, enseñanza y gobierno. El ejercicio de este testimonio profético en la sociedad americana contemporánea, como muchos habéis notado, se ha hecho cada vez más difícil por las consecuencias del reciente escándalo y la abierta hostilidad al Evangelio en algunos sectores de la opinión pública y, sin embargo, no se puede evitar o delegar. Precisamente porque la sociedad americana se enfrenta con una perturbadora pérdida de sentido de lo trascendente y la afirmación de una cultura de lo material y lo efímero, necesita desesperadamente ese testimonio de esperanza".
"Por eso -concluyó el Papa-, espero que nuestros encuentros no solamente consoliden la comunión jerárquica que une al Sucesor de Pedro con sus obispos hermanos en Estados Unidos, sino que dé abundante fruto para el crecimiento de vuestras iglesias locales en unidad y entrega misionera para la difusión del Evangelio".
AL/…/EE.UU. VIS 20040402 (580)
"Nuestros encuentros tienen lugar en un momento difícil de la historia de la Iglesia en Estados Unidos -prosiguió-. Muchos de vosotros ya han hablado conmigo del dolor provocado por el escándalo de los abusos sexuales de los dos últimos años y de la necesidad urgente de reconstruir la confianza y cicatrizar las heridas que se han producido entre los obispos, sacerdotes y laicos en vuestro país. Estoy seguro de que la disponibilidad que habéis demostrado a la hora de descubrir y afrontar los errores y fallos del pasado, aprendiendo de esta experiencia, contribuirá en gran medida a esta obra de reconciliación y renovación".
"La historia de la Iglesia demuestra que no puede haber reforma eficaz sin la renovación interior", de individuos, grupos e instituciones. Para un obispo "el reto de la renovación interior lleva aparejada la comprensión integral de su servicio como 'pastor gregis'. (…) Para que su autoridad apostólica sea eficaz, ésta debe considerarse ante todo como un testimonio religioso del Señor Resucitado, de la verdad del Evangelio y del misterio de la salvación presente y que obra en la Iglesia. (…) La renovación de la Iglesia por tanto está estrechamente ligada a la renovación de la misión episcopal. El obispo (…) debe ser el primero en conformar su vida a Cristo en santidad y conversión constante".
"Queridos hermanos, quiero reafirmar mi confianza en la Iglesia en América, mi aprecio por la fe profunda de los católicos americanos y mi gratitud por su gran contribución a la sociedad americana y a la vida de la Iglesia en todo el mundo. Visto con los ojos de la fe, el momento de dificultad actual es también un momento de esperanza, de esa esperanza que 'no defrauda' porqué está enraizada en el Espíritu Santo que constantemente inspira nuevas energías, llamadas y misiones en el Cuerpo de Cristo".
"La asamblea especial del Sínodo de los Obispos, celebrada en coincidencia con los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, indicó justamente que el obispo está llamado a ser profeta, testigo y siervo de esperanza en el mundo, (…) porque hace que la esperanza esté presente en su ministerio pastoral, centrado como está en los tres 'munera' de santificación, enseñanza y gobierno. El ejercicio de este testimonio profético en la sociedad americana contemporánea, como muchos habéis notado, se ha hecho cada vez más difícil por las consecuencias del reciente escándalo y la abierta hostilidad al Evangelio en algunos sectores de la opinión pública y, sin embargo, no se puede evitar o delegar. Precisamente porque la sociedad americana se enfrenta con una perturbadora pérdida de sentido de lo trascendente y la afirmación de una cultura de lo material y lo efímero, necesita desesperadamente ese testimonio de esperanza".
"Por eso -concluyó el Papa-, espero que nuestros encuentros no solamente consoliden la comunión jerárquica que une al Sucesor de Pedro con sus obispos hermanos en Estados Unidos, sino que dé abundante fruto para el crecimiento de vuestras iglesias locales en unidad y entrega misionera para la difusión del Evangelio".
AL/…/EE.UU. VIS 20040402 (580)
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario