Ciudad
del Vaticano, 5 de junio 2015 (VIS).-El Santo Padre ha recibido esta
mañana en la Sala del Consistorio a ciento veinte participantes en
el Capítulo General de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús
(Dehonianos) cuyo tema ha sido ''Misericordiosos, en comunidad, con
los pobres''. Francisco ha aprovechado la oportunidad para expresar
sus mejores deseos al nuevo Superior General, el padre Heiner Wilmer,
y saludar a todos los Dehonianos que trabajan '' a menudo en
condiciones difíciles en diversas partes del mundo''.
''La
vida religiosa está indicada como vida plenamente evangélica, ya
que pone en práctica las bienaventuranzas -señaló el Papa- Por lo
tanto, como religiosos, estáis llamados a ser misericordiosos. Se
trata, ante todo, de vivir en profunda comunión con Dios en la
oración, en la meditación de la Sagrada Escritura, en la
celebración de la Eucaristía, de modo que toda nuestra vida sea un
camino de crecimiento en la misericordia de Dios. En la medida en que
nos damos cuenta del amor gratuito del Señor y lo acogemos en
nosotros también crece nuestra sensibilidad, nuestra comprensión y
nuestra bondad con las personas que nos rodean''.
La
vida religiosa es también ''una convivencia de creyentes que se
sienten amados por Dios y que intentan amarlo... En la experiencia de
la misericordia de Dios y de su amor encontraréis también el punto
de armonización de vuestras comunidades. Esto implica el compromiso
de saborear más y más la misericordia que los hermanos os
demuestran y darles la riqueza de vuestra misericordia'', dijo el
Obispo de Roma a los Dehonianos, recordando a este respecto el
ejemplo de su fundador el Padre Leon Dehon (1843-1925).
''La
misericordia es la palabra que sintetiza el Evangelio, podríamos
decir que es el "rostro'' de Cristo, el rostro que mostraba
cuando salía al encuentro de todos, cuando curaba a los enfermos,
cuando se sentaba a la mesa con los pecadores, y sobre todo cuando,
clavado en la cruz, perdonó: ahí tenemos el rostro de la
misericordia divina. Y el Señor os llama a ser "canales"
de este amor en primer lugar con los últimos, con los más pobres,
que son los privilegiados ante sus ojos. Dejáos interpelar
continuamente por las situaciones de fragilidad y de pobreza con las
que entráis en contacto, y tratad de ofrecer de manera adecuada el
testimonio de caridad que el Espíritu infunde en vuestros corazones.
La misericordia -concluyó el Santo Padre- os permitirá abriros con
prontitud a las necesidades actuales y estar presentes en los nuevo
areópagos de la evangelización, dando prioridad, incluso si esto
implica sacrificios, a la apertura a esas realidades de extrema
necesidad, sintomáticas de las enfermedades de la sociedad
actual''.
No hay comentarios:
Publicar un comentario