Ciudad
del Vaticano, 28 de mayo 2015 (VIS).-La fraternidad con la cercana
Haití, la atención al matrimonio y la familia, la lucha contra el
tráfico de drogas y la explotación de menores, la formación
permanente de los sacerdotes y del laicado y la defensa del ambiente,
son los temas centrales del discurso que el Santo Padre ha entregado
esta mañana a los obispos de la Conferencia Episcopal de la
República Dominicana, donde comenzó la evangelización del
continente. ''Hoy la Iglesia que sigue caminando en esas queridas
tierras con sus hijos en la búsqueda de un futuro feliz y próspero
-nota el Pontífice- se encuentra con los grandes desafíos de
nuestro tiempo que afectan la vida social y eclesial, y especialmente
a las familias. Por eso me gustaría hacerles un llamado a acompañar
a los hombres, a reforzar la fe y la identidad de todos los miembros
de la Iglesia''.
Francisco
comienza por el matrimonio y la familia que ''atraviesan una seria
crisis cultural. Pero eso no quiere decir que hayan perdido
importancia, sino que se siente más su necesidad. En este próximo
Jubileo de la Misericordia, no desfallezcan en el trabajo de la
reconciliación matrimonial y familiar, como bien de la convivencia
pacífica: ''Es urgente una amplia catequización sobre el ideal
cristiano de la comunión conyugal y de la vida familiar, que incluya
una espiritualidad de la paternidad y la maternidad. Es necesario
prestar mayor atención pastoral al papel de los hombres como maridos
y padres, así como a la responsabilidad que comparten con sus
esposas respecto al matrimonio, la familia y la educación de los
hijos''.
Después,
el Papa invita a los prelados a dedicar tiempo y a atender a los
sacerdotes y recuerda que el clero dominicano se distingue por su
fidelidad y coherencia de vida cristiana. ''Que su compromiso en
favor de los más débiles y necesitados les ayude a superar la
mundana tendencia hacia la mediocridad -escribe- Que en los
seminarios no se descuide la formación humana, intelectual y
espiritual que asegure un encuentro verdadero con el Señor, sin
dejar de cultivar la entrega pastoral y una madurez afectiva que haga
a los seminaristas idóneos para abrazar el celibato sacerdotal y
capaces de vivir y trabajar en comunión''.
''La
atención pastoral y caritativa de los inmigrantes, sobre todo a los
provenientes de la vecina Haití, que buscan mejores condiciones de
vida en territorio dominicano, no admite la indiferencia de los
pastores de la Iglesia -subraya- Es necesario seguir colaborando con
las autoridades civiles para alcanzar soluciones solidarias a los
problemas de quienes son privados de documentos o se les niega sus
derechos básicos. Es inexcusable no promover iniciativas de
fraternidad y paz entre ambas naciones, que conforman esta bella Isla
del Caribe. Es importante saber integrar a los inmigrantes en la
sociedad y acogerlos en la comunidad eclesial. Les agradezco que
estén cerca de ellos y de todos los que sufren, como gesto de la
amorosa solicitud por el hermano que se siente solo y desamparado,
con quien Cristo se identificó''.
El
Papa asegura que conoce los esfuerzos y preocupaciones de los obispos
por afrontar adecuadamente ''los graves problemas que afectan a
nuestros pueblos, tales como el tráfico de drogas y de personas, la
corrupción, la violencia doméstica, el abuso y la explotación de
menores o la inseguridad social. Desde la íntima conexión que
existe entre evangelización y promoción humana, toda acción de la
Iglesia Madre ha de buscar y cuidar el bien de los más
desfavorecidos. Todo lo que se haga en este sentido acrecentará la
presencia del Reino de Dios que ha traído Jesucristo, al mismo
tiempo que da credibilidad a la Iglesia y relevancia a la voz de sus
pastores''.
Por
cuanto respecta al laicado dominicano, que se percibe tan presente en
las obras de evangelización, Francisco subraya la necesidad de que
''reciba un apoyo constante, para que sea capaz de dar testimonio de
Cristo penetrando en aquellos ambientes donde muchas veces los
Obispos, los sacerdotes y religiosos no llegan.... No puede faltar en
quienes están empeñados en este servicio y en esta misión
educativa una actitud vigilante y valiente para que se pueda dar en
todas las escuelas una educación conforme a los principios morales y
religiosos de las familias''.
La
última parte del discurso está dedicada a la defensa del ambiente.
El Papa, que tiene bien presente ''la hermosura y colorido de los
paisajes de la bella República Dominicana'' invita a todos ''a
renovar el compromiso por la conservación y el cuidado del medio
ambiente. La relación del hombre con la naturaleza no debe ser
gobernada por la codicia, por la manipulación ni por la explotación
desmedida, sino que debe conservar la armonía divina entre las
criaturas y lo creado para ponerlas al servicio de todos y de las
futuras generaciones''.
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