Ciudad
del Vaticano, 9 octubre 2014
(VIS).- Durante la Sexta Congregación General, que tuvo lugar ayer
miércoles, por la tarde, los padres sinodales continuaron el debate
de acuerdo con el tema previsto en el índice del Instrumentum
laboris: ''Las situaciones pastorales difíciles (Parte II, cap. 3).
Situaciones familiares / Acerca de las uniones entre personas del
mismo sexo’’.
En
primer lugar, se afirmó que la Iglesia no es una aduana, sino una
casa paterna y por lo tanto debe acompañar pacientemente a todas
las personas, incluso a aquellos que se encuentran en situaciones
pastorales difíciles. La verdadera Iglesia Católica cuenta con
familias sanas y con familias en crisis, de ahí que en el esfuerzo
de santificación diaria no deba mostrarse indiferente ante la
debilidad porque la paciencia implica la ayuda activa a los más
débiles.
En
cuanto al proceso de declaración de nulidad del matrimonio se
registra, en general, la necesidad de agilizar los procedimientos (y
de la incorporación de laicos más competentes a los tribunales
eclesiásticos), pero también se señala el peligro de la
superficialidad y la necesidad de salvaguardar siempre el respeto a
la verdad y los derechos de las partes. También porque – como se
ha dicho - el proceso no es contrario a la caridad pastoral y la
pastoral judicial debe evitar ideas que culpabilizan para
favorecer, en cambio,una discusión tranquila de los casos. Siempre a
propósito de nulidad matrimonial se habló en el Aula del supuesto
de recurrir a la vía administrativa, que no sustituye a la judicial,
sino más bien la complementa. Asimismo se propuso que corresponda al
obispo la decisión de cuales solicitudes de verificación de
nulidad pueden tratarse por ese camino administrativo.
Se
hizo un fuerte hincapié en la actitud respetuosa con los
divorciados que se han vuelto a casar, porque a menudo experimentan
también situaciones de malestar o de injusticia social, sufren en
silencio y en muchos casos buscan a través de un camino gradual
llegar a participar más plenamente en la vida eclesial. La
pastoral, por lo tanto, no debe ser represiva, sino llena de
misericordia.
Con
respecto a la poligamia, se señaló, por una parte, que se trata de
una realidad que disminuye gradualmente porque está favorecida por
el contexto rural, mientras hoy avanza la urbanización. Por otra ,
se hizo notar que dado que hay polígamos convertidos al
catolicismo que desean recibir los sacramentos de la iniciación
cristiana, surge la pregunta de si hay medidas pastorales
específicas para salir al encuentro de estas situaciones con el
discernimiento oportuno.
También
se retomó la cuestión de mejorar la preparación para el
matrimonio, especialmente entre los jóvenes a los que hay que
presentar la belleza de la unión sacramental, junto con una
educación afectiva adecuada, que no sea sólo una exhortación
moralista que termina generando una especie de analfabetismo
religioso y humano. Y el camino matrimonial requiere el crecimiento
real de la persona.
Durante
la hora de discusión libre - entre las 18.00 y las 19.00 horas
–las intervenciones se centraron en las experiencias y modelos
concretos de pastoral para los divorciados vueltos a casar
sirviéndose de los grupos de escucha. . Es importante - se reiteró
- evitar cuidadosamente dar un juicio moral, hablar de ''estado
permanente de pecado'', y tratar , en cambio, de que se comprenda
que la no admisión en el sacramento de la Eucaristía no elimina por
completo la posibilidad de la gracia en Cristo y que se debe más
bien a la situación objetiva de la permanencia de un precedente
vínculo sacramental indisoluble. Con esta perspectiva, se reafirmó
en numerosas ocasiones la importancia de la comunión espiritual. En
cualquier caso, se advirtió de que también estas propuestas tienen
límites y que, ciertamente, no hay soluciones ''fáciles'' para
esta problemática.
Por
lo que se refiere a la pastoral de las personas homosexuales se
insistió también en la importancia de la escucha y en la de los
grupos de escucha.
Otras
intervenciones trataron de la cuestión de los católicos que cambian
de confesión cristiana, y viceversa, y de las consecuencias
difíciles que se derivan de este hecho para los matrimonios
interconfesionales y para la evaluación de su validez a la luz de
las posibilidades de divorcio previstas por las Iglesias ortodoxas.
Recordando
el Sínodo Ordinario celebrado en 1980 y dedicado al tema ''La
familia cristiana'', se evidenció la notable evolución que se ha
producido desde esa fecha en la cultura jurídica internacional, la
necesidad de que la Iglesia sea consciente de este dato y que las
instituciones culturales - como las universidades católicas - se
confronten con esta situación para seguir desempeñando un papel en
el debate actual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario