Ciudad
del Vaticano, 10 octubre 2014
(VIS).- Esta mañana a las 11, en la Oficina de Prensa de la Santa
Sede, ha tenido lugar la presentación del Congreso Internacional
-''Inútil Masacre''. Los católicos y la Santa Sede en la Primera
Guerra Mundial-, promovido por el Pontificio Comité de Ciencias
históricas. En la rueda de prensa han intervenido el padre Bernard
Ardura, O. Praem., Presidente del Pontificio Comité de Ciencias
Históricas y el profesor Roberto Morozzo della Rocca, de la
Universidad de los Estudios de ''Roma Tres''.
''La
iniciativa del Pontificio Comité de Ciencias Históricas pretende
involucrar numerosos especialistas de este tema, con el fin de
proponer una reinterpretación del conflicto no sólo visto sino
también vivido por los creyentes - en su mayoría católicos, pero
también protestantes y ortodoxos - y más específicamente por la
Santa Sede, que de nuevo, sin territorio propio, se encontraba
dentro del territorio de una Italia que participaba en el conflicto,
tratando por todos los medios de salvaguardar su naturaleza
específica''.
El
tema del congreso ''Inútil Masacre'', son dos palabras que expresan
el drama de la Primera Guerra Mundial. Cien años después del
estallido, el Comité Pontificio de Ciencias Históricas, en
colaboración con la Academia Húngara de Roma y la Commission
Internationale d'Histoire et d'Études du Christianisme, ofrecen la
oportunidad de una revisión de la historiografía con especial
atención a los esfuerzos de los católicos y de la Santa Sede para
restañar las heridas del conflicto.
El
padre Bernard Ardura ha explicado que aunque la reunión tenga como
tema principal a los católicos y la Santa Sede en la Primera Guerra
Mundial, el congreso contará también con intervenciones de varios
historiadores que hablarán sobre los estados de mayoría
protestante y ortodoxa. Asimismo ha destacado que se espera que en
2018 se organice un segundo congreso sobre las consecuencias del
Tratado de Versalles, que fueron, al menos en parte, el origen de la
Segunda Guerra Mundial y cuyas repercusiones aún se dejan sentir en
los albores del siglo XXI.
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