Ciudad
del Vaticano, 11 abril 2014
(VIS).-El Papa Francisco ha recibido esta mañana una delegación de
la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE) instituida
tras la intervención de Pío XII en defensa de los niños, al
terminar la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces esa organización
'nacida de la maternidad de la Iglesia' como ha recordado Francisco,
se ha comprometido siempre en promover la defensa de los derechos del
menor, contribuyendo también a la Convención de las Naciones Unidas
de 1989 y, en esa labor. colabora constantemente con las oficinas de
la Santa Sede en Nueva York, en Estrasburgo y sobre todo en Ginebra.
Francisco,
después de afirmar que en una sociedad bien constituida ''los
privilegios solamente deben ser para los niños y los ancianos porque
el futuro está en manos de ellos'', ha abordado el tema de los
abusos de menores. ''Me siento interpelado -ha subrayado- a hacerme
a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes - bastantes,
bastantes en número, no en comparación con la totalidad -, hacerme
cargo y a pedir perdón del daño que han hecho por los abusos
sexuales de los niños. La Iglesia es consciente de este daño, que
es un daño personal, moral, de ellos, pero hombres de Iglesia. Y no
vamos a dar un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de
estos problemas y a las sanciones que se deben poner, al contrario
creo que debemos ser muy fuertes, con los chicos no se juega''.
'En
nuestros días -ha continuado- es importante llevar adelante los
proyectos contra el trabajo esclavo, contra el reclutamiento de niños
soldados y cualquier tipo de violencia sobre los menores. Dicho en
positivo, es preciso reafirmar el derecho de los niños a crecer en
una familia, con un padre y una madre capaces de crear un ambiente
idóneo para su desarrollo y su madurez afectiva. Seguir
madurando en relación, en confrontación, con lo que es la
masculinidad y la feminidad de un padre y una madre, y así armando
su madurez afectiva''.
Esto
comporta al mismo tiempo apoyar el derecho de los padres a la
educación moral y religiosa de sus hijos. Y en este punto quisiera
manifestar mi rechazo a todo tipo de experimentación educativa con
los chicos. Con los niños
y jóvenes no se puede experimentar. No
son cobayas de laboratorio. Los horrores de la manipulación
educativa que hemos vivido en las grandes dictaduras genocidas del
siglo XX no han desparecido; conservan su actualidad bajo ropajes
diversos y propuestas que, con pretensión de modernidad, fuerzan a
caminar a niños y jóvenes por el camino dictatorial del
“pensamiento único”. Me decía
hace poco más de una semana un gran educador: “A veces uno no sabe
si con estos proyectos – se refería a proyectos concretos de
educación - manda el chico a la escuela o a un campo de
reeducación''.
Trabajar
por los derechos humanos ''presupone mantener siempre viva la
formación antropológica, estar bien preparados en la realidad de la
persona humana, y saber responder a los problemas y desafíos que
plantean las culturas contemporáneas y la mentalidad difundida por
los medios de comunicación social. Obviamente
no se trata de acurrucarnos en cobertizos de protección que hoy día
son incapaces de dar vida, que dependen de culturas que ya están
pasadas. ¡No, eso no! ¡Eso está mal! Sino enfrentarse con los
valores positivos de la persona humana a los nuevos desafíos que nos
traen las culturas nuevas. Para ustedes, se trata de ofrecer a
sus dirigentes y funcionarios una formación permanente sobre la
antropología del niño, porque es ahí donde los derechos y las
obligaciones tienen su fundamento. De ella depende el planteamiento
de los proyectos educativos. Que
obviamente tienen que ir progresando, tienen que ir madurando, tienen
que acomodarse a los signos de los tiempos, respetando siempre la
identidad humana y la libertad de conciencia''.
''Gracias de nuevo -ha concluido Les
deseo un buen trabajo. Me viene a la mente el logotipo que la
comisión de protección de la niñez y la adolescencia tenía en
Buenos Aires... El logotipo de la Sagrada Familia arriba de un
burrito escapando a Egipto, defendiendo ese niño. A veces para
defender hay que escapar. A veces hay que quedarse y proteger. A
veces hay que pelear. Pero siempre hay que tener ternura''.
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