Ciudad
del Vaticano, 29 marzo 2014
(VIS).- “Testigos del Evangelio para una cultura del encuentro”
es el tema de la Jornadas de Compartición organizadas por el
Movimiento Apostólico de los Ciegos y en las que participa también
la “Pequeña Misión para los Sordomudos”, además de la Unión
Italiana de los Ciegos y de las personas con hipovisión”. El Papa
los ha recibido esta mañana y durante la audiencia ha comentado el
tema de esas jornadas
“Lo
primero que noto - ha dicho- es que termina con la palabra "
encuentro" , pero el principio presupone ya otro encuentro, el
encuentro con Cristo. De hecho , para ser testigos del Evangelio ,
debemos haber conocido a Jesús... como la Samaritana....Testigo del
evangelio es aquel que ha encontrado a Jesucristo , que lo ha
conocido, o mejor dicho, se ha sentido conocido por él, reconocido ,
respetado , amado , perdonado, y esto le ha llenado de una alegría
nueva, ha dado un nuevo sentido a su vida. Y eso trasluce... se
transmite a los demás”.
“He
hablado de la samaritana -ha continuado- porque es un claro ejemplo
de la clase de gente que a Jesús le gustaba encontrar, para hacerlos
testigos: personas marginadas , excluidas, despreciadas. Y la
samaritana lo era, como mujer y como samaritana - los judíos
despreciaban a los samaritanos- . Pero pensemos en tantas personas
que Jesús quiso encontrar, sobre todo personas marcadas por la
enfermedad y la discapacidad, para sanarlas y restaurar su dignidad
plena . Es muy importante que justo esas personas sean las que se
conviertan en testigos de una nueva actitud, que podríamos llamar
la cultura del encuentro. Un ejemplo típico es la figura del ciego
de nacimiento... marginado en nombre de una falsa concepción por la
que se le creía merecedor de un castigo divino Jesús rechaza
radicalmente esta forma de pensar - ¡verdaderamente blasfema! - Y
cumple con el ciego la " obra de Dios ", devolviéndole
la vista . Pero lo notable es que este hombre, a partir de lo que le
sucedió, se convirtió en testigo de Jesús y de su obra, que es
la obra de Dios, de la vida, del amor, de la misericordia. Mientras
los jefes de los fariseos, desde las alturas de su seguridad, les
juzgan a él y a Jesús como "pecadores ", el hombre ciego
sanado, con simplicidad desarmante, defiende a Jesús y al final
profesa su fe en Él, y también comparte su destino: Jesús es
excluido , y a el también se le excluye . Pero en realidad, ese
hombre entra a formar parte de la nueva comunidad, basada en la fe
en Jesús y el amor fraternal”.
“Aquí
están las dos culturas opuestas. La cultura del encuentro y la
cultura de la exclusión, del prejuicio . La persona enferma o
discapacitada, precisamente desde su fragilidad, desde su límite ,
puede convertirse en testigo del encuentro : el encuentro con Jesús
, que abre a la vida y a la fe , y el encuentro con los otros , con
la comunidad. En efecto, sólo los que reconocen su fragilidad, sus
límite pueden construir relaciones fraternas y solidarias en la
Iglesia y en la sociedad”, ha finalizado el Santo Padre.
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