Ciudad
del Vaticano, 5 septiembre 2013
(VIS).- Monseñor
Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados se
reunió, ayer 5 de septiembre en el Vaticano, con los embajadores
ante la Santa Sede para expresarles la preocupación del Santo Padre
y del Vaticano ante la inestable situación de paz en el mundo, con
especial atención a Oriente Medio y especialmente en Siria.
El
prelado recordó que el Santo Padre se ha posicionado públicamente
en varias ocasiones en contra ante el conflicto de Siria que
actualmente ya se ha cobrado más de 110.000 vidas de inocentes,
innumerables heridos, más de 4 millones de desplazados internos y
más de 2 millones de refugiados en países vecinos. "Ante
hechos similares -dijo- no se puede permanecer en silencio, y la
Santa Sede espera que las instituciones pertinentes esclarezcan la
situación y que los responsables den explicaciones a la justicia".
Monseñor
Mamberti reiteró que es "absolutamente prioritario que cese la
violencia", y al llamamiento "para que las partes
comprometidas no se centren en sus propios intereses y que emprendan
con valentía y decisión el camino del encuentro y la negociación,
superando la ciega oposición", añadió una segunda petición:
"para que la comunidad internacional haga todo lo posible para
promover, sin más demora, iniciativas claras de paz en esa nación,
basadas siempre en el diálogo y la negociación".
El prelado afirmó que es de
total importancia recordar "la necesidad y la urgencia del
respeto del derecho humanitario" y de igual manera, destacó la
"urgente necesidad de ayuda humanitaria a la mayoría de la
población". Asimismo agradeció la generosidad de muchos de los
Gobiernos a favor de la población de Siria que sufre.
Mamberti
subrayó que la Iglesia Católica por su parte se compromete con
todos los medios a su alcance, en la asistencia humanitaria a la
población, sean cristianos o no y mencionó algunos elementos que la
Santa Sede considera de gran importancia para un posible plan para el
futuro de Siria.
Luchar por el
restablecimiento del diálogo entre las partes y para la
reconciliación del pueblo sirio; preservar la unidad del país,
evitando la creación de zonas diferentes para los distintos
componentes de la sociedad; o garantizar, junto con la unidad
nacional también su integridad territorial, son los principios
generales que el prelado propuso para encontrar una solución justa
al conflicto.
El Secretario no omitió la
importancia de pedir a todos los grupos que ofrezcan garantías que
en la Siria del mañana habrá sitio para todos, en particular para
las minorías, incluidos los cristianos. El respeto de los derechos
humanos y la libertad religiosa no pasaron desapercibidos en las
palabras de Mamberti que añadió que es asimismo importante el
concepto de la ciudadanía (ciudadanos con la misma dignidad,
derechos y deberes independientemente de su etnia y la religión).
Al
finalizar destacó que "es de particular interés la creciente
presencia de grupos extremistas en Siria, a menudo procedentes de
otros países. De ahí la importancia de instar a la población y a
los grupos de oposición a distanciarse de los extremistas, para
aislarlos y oponerse abierta y claramente el terrorismo".
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