Ciudad
del Vaticano, 31 julio 2013
(VIS).- “La fraternidad, fundamento y camino para la paz”. Éste
es el tema de la 47ª Jornada Mundial de la Paz, la primera del Papa
Francisco.
La
Jornada Mundial de la Paz fue iniciada por el Papa Pablo VI y se
celebra el primer día de cada año. El Mensaje para la Jornada
Mundial de la Paz se envía a las Iglesias particulares y a las
cancillerías del todo el mundo para destacar el valor esencial de la
paz y la necesidad de trabajar incansablemente para lograrla.
El
Papa Francisco ha elegido como tema de su primer Mensaje para la
Jornada Mundial de la Paz la fraternidad. Desde el inicio de su
ministerio como Obispo de Roma, el Papa ha subrayado la importancia
de superar una “cultura del descarte” y promover la "cultura
del encuentro", para avanzar en la consecución de un mundo más
justo y pacífico.
La
fraternidad es una dote que todo hombre y mujer lleva consigo en
cuanto ser humano, hijo de un mismo Padre. Frente a los múltiples
dramas que afectan a la familia de los pueblos —pobreza, hambre,
subdesarrollo, conflictos bélicos, migraciones, contaminación,
desigualdad, injusticia, crimen organizado, fundamentalismos —, la
fraternidad es fundamento y camino para la paz.
La
cultura del bienestar lleva a la pérdida del sentido de la
responsabilidad y de la relación fraterna. Los demás, en lugar de
ser nuestros "semejantes", se convierten en antagonistas o
enemigos, y frecuentemente son cosificados. No es extraño que los
pobres sean considerados un "lastre", un impedimento para
el desarrollo. A lo sumo son objeto de una ayuda asistencialista o
compasiva. No son vistos como hermanos, llamados a compartir los
dones de la creación, los bienes del progreso y de la cultura, a
participar en la misma mesa de la vida en plenitud, a ser
protagonistas del desarrollo integral e inclusivo.
La
fraternidad, don y tarea que viene de Dios Padre, nos convoca a ser
solidarios contra la desigualdad y la pobreza que debilitan la vida
social, a atender a cada persona, en especial de los más pequeños e
indefensos, a amarlos como a uno mismo, con el mismo corazón de
Jesucristo.
En
un mundo cada vez más interdependiente, no puede faltar el bien de
la fraternidad, que vence la difusión de esa globalización de la
indiferencia, a la cual se ha referido en repetidas ocasiones el Papa
Francisco. La globalización de la indiferencia debe ser sustituida
por una globalización de la fraternidad.
La
fraternidad toca todos los aspectos de la vida, incluida la economía,
las finanzas, la sociedad civil, la política, la investigación, el
desarrollo, las instituciones públicas y culturales.
El
Papa Francisco, al inicio de su ministerio, con un Mensaje que está
en continuidad con el de sus Predecesores, propone a todos el camino
de la fraternidad, para dar un rostro más humano al mundo.
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