Ciudad
del Vaticano, 29 julio 2013
(VIS).- Francisco
encontró, en la tarde del domingo 28 de julio, en el Auditorio del
Centro de Estudios de Sumaré, a los 45 obispos que forman el Comité
de coordinación del CELAM. El Papa tomó como base el patrimonio
heredado en el encuentro de la V Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y El Caribe en Aparecida, en mayo de 2007.
De
esta forma comenzó su discurso mencionando cuatro características
peculiares de Aparecida. En primer lugar, cómo la promoción de la
participación de la Iglesias particulares culminó en un documento
de síntesis, que a pesar de ser referencia durante la V Conferencia
General, no se asumió como documento de partida; el continuo
ambiente de oración con el Pueblo de Dios, el acompañamiento de los
cantos y oraciones de los fieles; que Aparecida no termine con un
Documento sino que se prolonga en la Misión Continental; y por
último, el hecho de que se trató de la primera Conferencia del
Episcopado Latinoamericano y El Caribe que se realizó en un
Santuario mariano.
El
Papa habló de las dos dimensiones de la Misión Continental: la
programática: la realización de actos de índole misionera; y la
misión paradigmática: poner en clave misionera la actividad
habitual de las Iglesias particulares. El Papa recordó que "se
da, como consecuencia, toda una dinámica de reforma de las
estructuras eclesiales. El “cambio de estructuras” (de caducas a
nuevas)... consecuencia de la dinámica de la misión. Lo que hace
caer las estructuras caducas, lo que lleva a cambiar los corazones de
los cristianos, es precisamente la misionariedad". Acentuando el
tema del discipulado, Francisco señaló dos desafíos vigentes de la
misionariedad discipular: la renovación interna de la Iglesia y el
diálogo con el mundo actual.
Continuando
su discurso, el Papa indicó algunas actitudes que configuran una
Iglesia "tentada" como “la ideologización del mensaje
evangélico: buscar una hermenéutica de interpretación evangélica
fuera del mismo mensaje del Evangelio y fuera de la Iglesia; el
funcionalismo, que reduce la realidad de la Iglesia a la estructura
de una ONG que “constituye -ha dicho el Papa- una suerte de
“teología de la prosperidad” en lo organizativo de la pastoral";
y por último el clericalismo: una tentación muy actual en
Latinoamérica que "explica, en gran parte, la falta de adultez
y de cristiana libertad en buena parte del laicado latinoamericano".
Asimismo
el Papa enumeró unas pautas eclesiológicas: Primero: "El
discipulado-misionero que Aparecida propuso a las Iglesias de América
Latina y El Caribe es el camino que Dios quiere para este “hoy”...
como vocación que se da en un “hoy” pero en tensión”. Destacó
que no debe existir el discipulado misionero estático, ni de pasado,
ni de futuro.
Segundo:
Una Iglesia que se funcionaliza y se transforma en ONG. De
“Institución” se transforma en “Obra”. Deja de ser Esposa
para terminar siendo Administradora; de Servidora se transforma en
“Controladora”. Aparecida quiere una Iglesia Esposa, Madre,
Servidora, facilitadora de la fe y no controladora de la fe".
Tercero:
"En Aparecida –dijo- se dan de manera relevante dos categorías
pastorales que surgen de la misma originalidad del Evangelio y
también pueden servirnos de pauta para evaluar el modo como vivimos
eclesialmente el discipulado misionero: la cercanía y el encuentro.
Ninguna de las dos es nueva, sino que conforman la manera cómo se
reveló Dios en la historia", continuó el Papa recordando que
las pastorales que ignoran esto "a lo más pueden prometer una
dimensión de proselitismo pero nunca llegan a lograr ni inserción
eclesial ni pertenencia eclesial" y destacó que la homilía, es
la piedra que puede calibrar la cercanía y capacidad de encuentro de
la pastoral.
Cuarto
y último: el Papa habló del obispo como encargado de conducir dicha
pastoral y no de "mandonear". El Santo Padre ofreció
algunas líneas sobre el perfil del obispo. "Han de ser
Pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha
mansedumbre; pacientes y misericordiosos. Hombres que amen la
pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la
pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres que
no tengan “psicología de príncipes”. Hombres que no sean
ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la
expectativa de otra. Hombres capaces de estar velando sobre el rebaño
que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene
unido: vigilar sobre su pueblo con atención sobre los eventuales
peligros que lo amenacen, pero sobre todo para cuidar la esperanza:
que haya sol y luz en los corazones. Hombres capaces de sostener con
amor y paciencia los pasos de Dios en su pueblo. Y el sitio del
Obispo para estar con su pueblo es triple: o delante para indicar el
camino, o en medio para mantenerlo unido y neutralizar los desbandes,
o detrás para evitar que alguno se quede rezagado, pero también, y
fundamentalmente, porque el rebaño mismo también tiene su olfato
para encontrar nuevos caminos". Antes de finalizar, Francisco
añadió "estamos un poquito retrasados en lo que a Conversión
Pastoral se refiere. Conviene que nos ayudemos un poco más a dar los
pasos que el Señor quiere para nosotros en este “hoy” de América
Latina y El Caribe. Y sería bueno
comenzar por aquí"
.
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