Ciudad
del Vaticano, 5 septiembre 2012
(VIS).-África está llamada a ser “el continente de la esperanza”,
escribe Benedicto XVI en el mensaje dirigido al cardenal Stanislaw
Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, con motivo
del Congreso de los Laicos Católicos de África, que se desarrolla
en Yaoundé (Camerún) del 4 al 9 de septiembre y cuyo tema es:
“Testigos de Jesucristo en África hoy. Sal de la tierra... luz del
mundo”.
La
esperanza, afirma el Papa, “indica el horizonte luminoso que se
abre ante los ojos de la fe”, no obstante los numerosos problemas
espirituales y materiales del continente y de la misma Iglesia
africana. “Incluso los valores tradicionales más valiosos de la
cultura africana -observa- hoy se ven amenazados por el secularismo,
que causa desorientación, rupturas en el tejido social y personal,
exasperación del tribalismo, violencia, corrupción en la vida
pública, humillación y explotación de mujeres y niños,
crecimiento de la miseria y el hambre. A esto hay que añadir la
sombra del terrorismo fundamentalista que recientemente ha puesto en
su objetivo a las comunidades cristianas de algunos países
africanos”.
A
pesar de ello, los pueblos del continente cuentan con “una gran
cantidad de recursos espirituales, preciosos en nuestra época: el
amor a la vida y a la familia, la alegría y el gusto por compartir,
el entusiasmo de vivir la fe en el Señor”. “!Nunca dejéis
-prosigue el Santo Padre- que la sombría mentalidad relativista y
nihilista que afecta a varias partes del mundo, abra una brecha en
vuestra realidad! Acoged y difundid con fuerzas renovadas el mensaje
de alegría y esperanza de Cristo; un mensaje capaz de purificar y
fortalecer los grandes valores de vuestra cultura cultura (...) Hacer
de África el 'Continente de la Esperanza' es un compromiso que debe
orientan la misión de los fieles laicos africanos de nuestra
época”.
Esa
misión “surge de la fe, don de Dios, que debe ser acogido, nutrido
y profundizado porque 'no podemos aceptar que la sal se vuelva
insípida, y la luz se mantenga oculta' (...) En esta obra de
transformación de toda la sociedad, hoy tan urgente para África,
los laicos tienen un papel insustituible (...) Mujeres y hombres,
jóvenes, ancianos y niños, familias y sociedades; toda África
espera a los 'embajadores' de la Buena Nueva: fieles laicos de las
parroquias (...) de los movimientos eclesiales y las nuevas
comunidades, enamorados de Cristo y de la Iglesia, llenos de alegría
y gratitud por el bautismo que han recibido, valientes constructores
de paz y heraldos de la esperanza auténtica”.
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