Ciudad
del Vaticano, 9 junio 2012
(VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana en audiencia a los obispos
de la Conferencia Episcopal de Papua Nueva Guinea e Islas Salomón
al final de su visita “ad limina” y, en el discurso que les
dirigió, elogió en primer lugar la atención que prestan a los más
necesitados, a los marginados y enfermos - especialmente aquellos que
sufren de VIH / SIDA- a través del trabajo de los organismos
diocesanos. El Papa recordó también que los obispos ejercen una
función importante de su ministerio pastoral cuando “hablan
públicamente como una voz moral objetiva en nombre de los
necesitados”.
“Cuando
la Iglesia expresa sus preocupaciones en la plaza pública -continuó-
lo hace legítimamente y con el fin de contribuir al bien común, no
para proponer soluciones políticas concretas, sino para 'purificar y
arrojar luz sobre la aplicación de la razón al descubrimiento de
los principios morales objetivos'. Esos principios son asequibles
para todos a través de la razón y necesarios para el orden justo de
la sociedad civil”. En este ámbito el pontífice animó a los
prelados a continuar el diálogo y la colaboración con las
autoridades civiles “para que la Iglesia puede ser libre para
hablar y para servir al bien común de una manera plenamente conforme
con los valores del Evangelio”.
Los
obispos habían hablado en sus informes de diversas iniciativas
pastorales en curso cuyo elemento común es “la evangelización de
la cultura”. El Papa resaltó su importancia porque el ser humano
puede "alcanzar la humanidad verdadera y plena sólo por medio
de la cultura" y subrayó “el papel esencial de la cultura en
la historia de la salvación”. “El Dios uno y trino -dijo- se
revela poco a poco en el tiempo, culminado esa revelación enviando
a su Hijo único, nacido también en una cultura particular”.
Por
otra parte, “la Iglesia, si bien reconoce la contribución
respectiva de cada cultura - y a veces solicita sus recursos- para
el cumplimiento de su misión, ha sido enviada a predicar el
Evangelio a todas las naciones, más allá de las fronteras creadas
por los seres humanos”. En este contexto, Benedicto XVI invitó a
los obispos a “seguir aplicando las verdades eternas del
Evangelio” a las costumbres de sus pueblos, “con el fin de
aprovechar los elementos positivos que ya están presentes y de
purificar los demás cuando sea necesario”. “De esta manera
-señaló- cumplís con la misión de la Iglesia que es llevar a la
gente de toda nación, raza y lengua a Jesucristo, el Salvador, en
quien se ha revelado la plenitud y la verdad de la humanidad”.
La
familia desempeña un papel clave en este aspecto de la
evangelización, ya que es “el primer lugar donde se aprende la fe
y la cultura. Aunque la sociedad ha reconocido el valor de la
familia a lo largo de la historia, en el momento actual hay que
prestar atención especial al bien religioso, social y moral que
derivan de la fidelidad, la igualdad y el respeto mutuo entre marido
y mujer. La Iglesia proclama sin cesar que la familia se basa en la
institución natural del matrimonio entre un hombre y una mujer y, en
el caso de los cristianos bautizados, se trata de una alianza que ha
sido elevada por Cristo al nivel sobrenatural de sacramento”. El
Papa, que alentó a los prelados a dar prioridad pastoral a la
evangelización del matrimonio y la familia, de acuerdo con la
enseñanza moral católica, recordó al beato Peter To Rot, de quien
se celebra el centenario del nacimiento, que “derramó su sangre en
defensa de la santidad del matrimonio”.
Por
último, habló de la necesidad de contar con un laicado y un clero
“adecuadamente catequizados y formados (...) como para resistir a
las tentaciones del mundo secular y no dejarse engañar por (...)
versiones simplistas del cristianismo que, a menudo, se basan
únicamente en falsas promesas de prosperidad material (...) Estos
testigos y aquellos a los que enseñan, -con vuestra orientación y
apoyo- seguirán haciendo de la Iglesia en vuestros países un
instrumento eficaz de evangelización, que atraerá a aquellos que no
conocen todavía a Cristo e inspirará a los que han dejado que se
entibie su fe”.
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