CIUDAD DEL VATICANO, 19 MAY 2011 (VIS).-El Santo Padre recibió este mediodía a los alumnos de la Pontificia Facultad Teológica “Teresianum” de Roma, con motivo del 75 aniversario de la fundación de la facultad.
Refiriéndose a la espiritualidad carmelita de la institución académica, el Papa puso de relieve “el vasto movimiento de renovación que se originó en la Iglesia fruto del testimonio de los santos Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Suscitó el resurgimiento de ideales y de fervor de vida contemplativa que en el siglo XVI, inflamó, por decir así, Europa y el mundo entero”.
Dirigiéndose a los estudiantes, Benedicto XVI subrayó que “en la estela de este carisma se sitúa el trabajo de profundización antropológica y teológica, la tarea de penetrar en el misterio de Cristo, con la inteligencia del corazón, que es a la vez un conocer y un amar; esto exige que Jesús se sitúe en el centro de todo, de vuestros afectos y pensamientos, de vuestro tiempo de oración, de estudio y de acción, de toda vuestra vida”.
“Tened en cuenta –continuó- que estos años estudio son un precioso regalo de la Providencia divina, un don que debe ser acogido con fe y vivido diligentemente, como una oportunidad irrepetible para crecer en el conocimiento del misterio de Cristo”.
El Papa señaló que “en el contexto actual es muy importante el estudio profundo de la espiritualidad cristiana a partir de sus presupuestos antropológicos. La preparación específica que proporciona es sin duda importante porque capacita para la enseñanza de esta disciplina, pero es una gracia aún más grande por el bagaje sapiencial que trae consigo para la delicada tarea de la dirección espiritual”.
Tras recordar que “la Iglesia sigue recomendando la práctica de la dirección espiritual”, el Santo Padre afirmó que “cada uno, y de modo particular quienes han acogido la llamada de Dios para seguirle más de cerca, tienen necesidad de ser acompañados personalmente por un guía seguro en la doctrina y experto en las cosas de Dios; un guía que puede ayudar a protegerse de subjetivismos simples, poniendo a disposición la propia riqueza de conocimientos y experiencias vividas en el seguimiento de Jesús”.
El Santo Padre pidió a los alumnos que aprovecharan lo que habían aprendido en estos años de estudio “para acompañar a los que la Providencia divina os confíe, ayudándoles a discernir los espíritus y a seguir las mociones del Espíritu Santo, con el objetivo de conducirlos a la plenitud de la gracia”.
Comentando el hecho de encontrarse en Roma, Benedicto XVI animó a los estudiantes a “abrirse a la dimensión universal de la Iglesia, a “sentire cum Ecclesia”, en profunda sintonía con el Sucesor de Pedro” y les exhortó a ”amar y servir a la Iglesia cada vez con mayor pasión”.
AC/ VIS 20110519 (470)
Refiriéndose a la espiritualidad carmelita de la institución académica, el Papa puso de relieve “el vasto movimiento de renovación que se originó en la Iglesia fruto del testimonio de los santos Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. Suscitó el resurgimiento de ideales y de fervor de vida contemplativa que en el siglo XVI, inflamó, por decir así, Europa y el mundo entero”.
Dirigiéndose a los estudiantes, Benedicto XVI subrayó que “en la estela de este carisma se sitúa el trabajo de profundización antropológica y teológica, la tarea de penetrar en el misterio de Cristo, con la inteligencia del corazón, que es a la vez un conocer y un amar; esto exige que Jesús se sitúe en el centro de todo, de vuestros afectos y pensamientos, de vuestro tiempo de oración, de estudio y de acción, de toda vuestra vida”.
“Tened en cuenta –continuó- que estos años estudio son un precioso regalo de la Providencia divina, un don que debe ser acogido con fe y vivido diligentemente, como una oportunidad irrepetible para crecer en el conocimiento del misterio de Cristo”.
El Papa señaló que “en el contexto actual es muy importante el estudio profundo de la espiritualidad cristiana a partir de sus presupuestos antropológicos. La preparación específica que proporciona es sin duda importante porque capacita para la enseñanza de esta disciplina, pero es una gracia aún más grande por el bagaje sapiencial que trae consigo para la delicada tarea de la dirección espiritual”.
Tras recordar que “la Iglesia sigue recomendando la práctica de la dirección espiritual”, el Santo Padre afirmó que “cada uno, y de modo particular quienes han acogido la llamada de Dios para seguirle más de cerca, tienen necesidad de ser acompañados personalmente por un guía seguro en la doctrina y experto en las cosas de Dios; un guía que puede ayudar a protegerse de subjetivismos simples, poniendo a disposición la propia riqueza de conocimientos y experiencias vividas en el seguimiento de Jesús”.
El Santo Padre pidió a los alumnos que aprovecharan lo que habían aprendido en estos años de estudio “para acompañar a los que la Providencia divina os confíe, ayudándoles a discernir los espíritus y a seguir las mociones del Espíritu Santo, con el objetivo de conducirlos a la plenitud de la gracia”.
Comentando el hecho de encontrarse en Roma, Benedicto XVI animó a los estudiantes a “abrirse a la dimensión universal de la Iglesia, a “sentire cum Ecclesia”, en profunda sintonía con el Sucesor de Pedro” y les exhortó a ”amar y servir a la Iglesia cada vez con mayor pasión”.
AC/ VIS 20110519 (470)
Que también los integrantes de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos están necesitados de la dirección espiritual a que se refiere S.S. Benedicto XVI. Estos obispos han difundido el estudio que a su solicitud “perpetró” - el John Jay Criminal College- que niega la relación entre la homosexualidad de los sacerdotes abusadores y sus delitos. Falta que algunos obispos soliciten a una sociedad científica un informe sobre la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Ciertamente es de mala fe dar vueltas y mezclar conceptos para desvincular “cuando menos a un desorden psicológico como la homosexualidad (sin mencionar la cuestión moral)” como una de las causas de la comisión- por sacerdotes católicos- de abusos sexuales en perjuicio de menores varones. Es ridículo el argumento de ‘un mayor acceso a ellos’. El victimario busca y encuentra el objeto de su deseo criminal. La homosexualidad es una desgracia que se ha infiltrado durante los últimos 50 años en nuestra Iglesia con una fuerza que sólo podrá ser neutralizada con medidas acertadas y firmes hasta erradicarla totalmente. Además seguramente habrá que combatir otras causas de los abusos y de otras conductas y comportamientos despreciables. Oremos por S.S. Benedicto XVI. Su tarea es ardua y a menudo especialmente dolorosa.
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