CIUDAD DEL VATICANO, 2 OCT 2010 (VIS).-Ayer por la tarde, Benedicto XVI asistió a un concierto en Aula Pablo VI del Vaticano ofrecido por el ENI (Ente de energía eléctrica de Italia). La Sinfonía número 94 en sol mayor “La sorpresa” de Franz Joseph Haydn; Cecilia, Virgen romana, de Arvo Pärt y la Fantasía coral en do menor Opus 80 de Ludwig van Beethoven, fueron interpretadas por la Orquesta y el Coro de la Academia Nacional de Santa Cecilia.
Al final del acto, el Papa agradeció la celebración del concierto al ENI, que financia las actuales obras de restauración de los laterales de la basílica vaticana.
Refiriéndose posteriormente a las piezas musicales interpretadas, Benedicto XVI subrayó que “la combinación de este trabajo sobre Santa Cecilia con las obras de Haydn y Beethoven ofrece un contraste significativo que invita a la reflexión. El texto del martirio de la santa y el estilo particular que lo interpreta en clave musical, parecen representar el lugar y el papel de la fe en el universo: en medio de las fuerzas vitales de la naturaleza que están alrededor del ser humano y también dentro de él, la fe es una fuerza diferente, que responde a una palabra profunda, “salida del silencio”, como diría San Ignacio de Antioquía”.
“La palabra de la fe -continuó- necesita de un gran silencio interior, para escuchar y obedecer a una voz que está más allá de lo visible y tangible. Esta voz habla a través de los fenómenos de la naturaleza, porque es el poder que creó y gobierna el universo; pero para reconocerla es necesario un corazón humilde y obediente, como también nos enseña la santa que conmemoramos hoy: Santa Teresa del Niño Jesús”.
El Papa afirmó que “la fe sigue esta voz profunda donde el arte por sí sola no puede llegar: la sigue en el camino del testimonio, del ofrecimiento de sí mismo por amor, como hizo Cecilia. Por eso -terminó-, la obra de arte más bella, la obra maestra del ser humano es cada acto de amor auténtico, desde el más pequeño -en el martirio diario- hasta el sacrificio supremo. Aquí la vida misma se convierte en canto: una anticipación de aquella sinfonía que cantaremos juntos en el paraíso”.
BXVI-CONCIERTO/ VIS 20101004 (390)
Al final del acto, el Papa agradeció la celebración del concierto al ENI, que financia las actuales obras de restauración de los laterales de la basílica vaticana.
Refiriéndose posteriormente a las piezas musicales interpretadas, Benedicto XVI subrayó que “la combinación de este trabajo sobre Santa Cecilia con las obras de Haydn y Beethoven ofrece un contraste significativo que invita a la reflexión. El texto del martirio de la santa y el estilo particular que lo interpreta en clave musical, parecen representar el lugar y el papel de la fe en el universo: en medio de las fuerzas vitales de la naturaleza que están alrededor del ser humano y también dentro de él, la fe es una fuerza diferente, que responde a una palabra profunda, “salida del silencio”, como diría San Ignacio de Antioquía”.
“La palabra de la fe -continuó- necesita de un gran silencio interior, para escuchar y obedecer a una voz que está más allá de lo visible y tangible. Esta voz habla a través de los fenómenos de la naturaleza, porque es el poder que creó y gobierna el universo; pero para reconocerla es necesario un corazón humilde y obediente, como también nos enseña la santa que conmemoramos hoy: Santa Teresa del Niño Jesús”.
El Papa afirmó que “la fe sigue esta voz profunda donde el arte por sí sola no puede llegar: la sigue en el camino del testimonio, del ofrecimiento de sí mismo por amor, como hizo Cecilia. Por eso -terminó-, la obra de arte más bella, la obra maestra del ser humano es cada acto de amor auténtico, desde el más pequeño -en el martirio diario- hasta el sacrificio supremo. Aquí la vida misma se convierte en canto: una anticipación de aquella sinfonía que cantaremos juntos en el paraíso”.
BXVI-CONCIERTO/ VIS 20101004 (390)
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