Inicio - VIS Vaticano - Recibir VIS - Contáctenos - Calendario VIS

El 'Vatican Information Service' (VIS) es un boletín informativo de la Oficina de Prensa Santa Sede. Transmite diariamente información sobre la actividad magisterial y pastoral del Santo Padre y de la Curia Romana... []

últimas 5 noticias

VISnews en Twitter Ver en YouTube

viernes, 4 de junio de 2010

SACERDOCIO PROFETICO DE JESUS Y EUCARISTÍA

CIUDAD DEL VATICANO, 3 JUN 2010 (VIS).-A las 19,00 de hoy, solemnidad del Corpus Christi, Benedicto XVI celebró la Eucaristía en la Basílica de San Juan de Letrán. Posteriormente, debido a las inclemencias del tiempo, la adoración eucarística se desarrolló en este lugar y no hubo procesión hasta la Basílica de Santa María la Mayor. 

  En la homilía, el Papa invitó a los presentes a meditar sobre "la relación entre la Eucaristía y el sacerdocio de Cristo", a la luz de los textos bíblicos.

  "Hay que recordar siempre, en primer lugar, que Jesús no era un sacerdote según la tradición judía", dijo Benedicto XVI. "No pertenecía a la descendencia de Aarón, sino a la de Judá, y por lo tanto estaba excluido del camino sacerdotal. La persona y la actividad de Jesús de Nazaret no se coloca en el surco de los  antiguos sacerdotes, sino en el de los profetas. Y siguiendo esta línea, Jesús se distanció de una concepción ritual de la religión, criticando la interpretación que daba valor a los preceptos humanos ligados a  la pureza ritual antes que a  la observancia  de los mandamientos de Dios, es decir al amor a  Dios y al prójimo que "vale más que todos los holocaustos y sacrificios". (...)  Hasta su muerte, que los cristianos con razón llaman "sacrificio", no tenía nada de los antiguos sacrificios; de hecho, era lo contrario: la ejecución de una sentencia de muerte por crucifixión, la más vergonzosa, fuera de los muros de Jerusalén".

  "Entonces, ¿en qué sentido Jesús es sacerdote?", se preguntó el Santo Padre, observando que en la Carta a los Hebreos, "la pasión de Cristo se presenta como una oración y como una ofrenda. Jesús hace frente a su hora, que lo lleva a la muerte de cruz, inmerso en una  profunda oración, que consiste en la unión de su propia voluntad con la del Padre. Esta voluntad, única y doble, es una voluntad de amor. Vivida en esta oración, la trágica prueba a la que se enfrenta Jesús se convierte en oferta, en sacrificio vivo".

  "Jesús, habiendo obedecido hasta el  punto de morir en la cruz, se convirtió en "causa de salvación" para todos los que le obedecen. Es decir, se convirtió en sumo sacerdote  por haber tomado sobre sí todo el pecado del mundo como "Cordero de Dios". Y es el  Padre quien le confiere este sacerdocio en el momento mismo en que Jesús atraviesa  el paso de su muerte y resurrección. No es un sacerdocio bajo las leyes de la ley mosaica  sino "según  el orden de Melquisedec", según un orden profético, que depende sólo de su relación única con Dios".

  "El sacerdocio de Cristo lleva aparejado el sufrimiento", afirmó el Papa. "Jesús sufrió realmente y lo hizo por nosotros. Él era el hijo y no necesitaba aprender la obediencia, pero nosotros sí, teníamos y tenemos siempre necesidad. Por eso, el Hijo asumió nuestra humanidad y se dejó forjar por nosotros en el crisol del sufrimiento, se dejó  transformar como el grano de trigo tiene que morir para dar fruto A través de este proceso, Jesús fue "hecho perfecto", en griego "teleiotheis". (...) Un término que en la versión griega del Pentateuco (...) siempre se utiliza para indicar la consagración de los antiguos sacerdotes. Este descubrimiento es muy importante porque nos dice que la pasión fue para Jesús como una consagración sacerdotal".

  Así en "la Eucaristía, (...) Jesús anticipó su sacrificio, no un sacrificio ritual, sino personal. En la Última Cena actúa motivado por el espíritu "eterno" con que se ofrecerá después en la Cruz. Dando las gracias y bendiciendo, Jesús transforma el pan y el vino. Es el amor divino el que transforma: el amor con que Jesús acepta de antemano entregarse completamente por nosotros. Este amor no es más que el Espíritu Santo, el Espíritu del Padre y del Hijo, que consagra el pan y el vino, y transforma su sustancia  en el Cuerpo y la Sangre del Señor, haciendo presente en el Sacramento el mismo sacrificio que se cumplió después de forma cruenta en la cruz.".

  "Este poder divino, el mismo que realizó la Encarnación del Verbo -concluyó el pontífice-, transforma la violencia extrema y la injusticia extrema en acto supremo de amor y justicia. Esta es la obra del sacerdocio de Cristo que la Iglesia ha heredado y prolonga en la historia, en la dúplice forma del sacerdocio común de los bautizados y de los ministros ordenados, para transformar el mundo con el amor de Dios".
HML/                                        VIS 20100604 (780)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Copyright © VIS - Vatican Information Service