ANGOLA NECESITA PAZ CON JUSTICIA Y RECONCILIACION

CIUDAD DEL VATICANO, 22 OCT 2004 (VIS).-Hoy, XXVI aniversario del inicio de su ministerio como pastor supremo de la Iglesia, Juan Pablo II recibió a los obispos de Angola y Sao Tomé y Príncipe, que acaban de realizar su visita "ad limina".

  El Papa dijo que era importante que entre los miembros de la conferencia episcopal haya un "intercambio fraterno de ideas y de colaboración, que dé lugar a una distribución de recursos tanto materiales como espirituales entre las diócesis que tienen una mayor necesidad. (...) De este modo, seréis capaces de reconstruir las comunidades destrozadas por la guerra, aliviar los corazones heridos y ayudar a las personas que os están confiadas para que progresen en el camino del Evangelio".

  "Hoy más que nunca -continuó-, Angola necesita paz con justicia; precisa reconciliación, rechazando toda tentación a recurrir a la violencia. (...) Es la hora de una profunda reconciliación nacional; hay que trabajar sin cesar para ofrecer a las generaciones futuras un país donde convivan y colaboren fraternalmente todos los miembros de la sociedad. (...) Os exhorto a trabajar incansablemente por la reconciliación y a dar testimonio auténtico de unidad mediante gestos de solidaridad y apoyo a las víctimas de décadas de violencia".

  Juan Pablo II habló también de la necesidad de defender la familia, proclamando "el mensaje liberador del amor cristiano auténtico" y pidió que los programas educativos resalten que "el amor verdadero es un amor casto, y que la castidad nos ofrece una sólida esperanza para superar las fuerzas que amenazan la institución familiar, y al mismo tiempo, para liberar a la humanidad del azote devastador del SIDA".

  Refiriéndose a los jóvenes, el Santo Padre subrayó que "mediante una vida de oración y una vida sacramental sólida permanezcan unidos a Cristo para transmitir los valores del Evangelio en sus ambientes de vida y asuman generosamente su papel en la transformación de la sociedad".

  Tras poner de relieve que las escuelas católicas son "un medio especialmente eficaz para asegurar" una formación a los jóvenes, el Papa dijo que hay que "promover la enseñanza moral y religiosa, también en las escuelas públicas, para crear en la opinión pública un consenso sobre la importancia de este tipo de formación. Este servicio, que puede derivar en una colaboración más estrecha con el gobierno, es una forma importante de participación católica activa en la vida social de vuestros países".

  Juan Pablo II exhortó a los prelados a no descuidar la formación de los catequistas y de los agentes de evangelización. Asimismo, añadió, "los candidatos al sacerdocio deben ser atentamente escogidos y formados" y los profesores, con "una madurez humana y sacerdotal demostrada". Los presbíteros, añadió, "están llamados a desprenderse de los bienes materiales y a consagrarse al servicio de sus hermanos a través del don personal completo del celibato. Los comportamientos escandalosos deben ser siempre analizados, investigados y corregidos".

  Al final de su discurso, el Santo Padre resaltó que el "florecimiento de las vocaciones a la vida consagrada, especialmente a la vida religiosa femenina, es un don magnífico del cielo a la Iglesia de Sao Tomé y Príncipe y de Angola".
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