Ciudad
del Vaticano, 4 de febrero 2013 (VIS).-El arzobispo Vincenzo Paglia,
Presidente del Pontificio Consejo para la Familia ha presentado esta
mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede: “De Milán a
Filadelfia: las perspectivas del Pontificio Consejo para la Familia”;
una conferencia en que ha analizado los resultados del Encuentro
Mundial de las Familias en mayo de 2012 en esa ciudad italiana. Han
intervenido también los cónyuges Francesca Dossi y Alfonso Colzani,
responsables del Servicio para las Familias de la archidiócesis de
Milán.
El
arzobispo ha recordado que ese evento “demostró la fuerza vital
que las familias representan en la Iglesia y en la sociedad misma
... Por supuesto, hay muchos problemas relacionados con el matrimonio
y la familia, pero no debemos olvidar (...) que la familia sigue
siendo el "recurso" fundamental de nuestra sociedad (...)
Las estadísticas son unánimes en señalar que la familia se sitúa
en el primer puesto como lugar de seguridad, refugio, de apoyo para
la vida y se mantiene en la cima de los deseos de la gran mayoría
de los jóvenes. En Italia, por ejemplo, alrededor del 80% de los
jóvenes dicen que prefieren el matrimonio (civil o religioso que
sea) y sólo el 20% opta por la convivencia. (...) Y en Francia, las
encuestas indican que el 77% quiere construir su vida familiar
permaneciendo con la misma persona toda la vida .... Por otra parte,
la necesidad de la familia está grabada en el corazón humano,
desde que Dios dijo: "No es bueno que el hombre esté solo”.
“Esta
verdad profunda que marca tan radicalmente la vida humana es como si
fuera apaleada por una cultura contraria (...) Hay una escalada al
individualismo que resquebraja la familia, así como las diferentes
formas de la sociedad. Por eso, la ruptura de la familia es el primer
problema de la sociedad contemporánea. Es cierto que buena parte de
la historia occidental contemporánea ha sido concebida como
liberación de cualquier lazo: con los demás, con la familia, con la
responsabilidad hacia el otro. Y es igualmente cierto que los lazos,
a veces, han oprimido la subjetividad. (...) Pero hoy el vértigo de
la soledad con el culto del yo, liberado de cualquier atadura (...)
y la desorientación provocada por la globalización acentúan aún
más el ensimismamiento y la tentación de encerrarse en sí mismos”.
“La
Iglesia -ha proseguido- se preocupa (...) por la crisis que
atraviesan el matrimonio y la familia, porque es consciente de que
ambos son una buena noticia, un evangelio para los hombres y mujeres
de hoy, a menudo solos y sin amor, ni paternidad, ni apoyo ... La
Iglesia, "experta en humanidad", conoce también (...) el
alto precio de la fragilidad de la familia que pagan sobre todo los
niños (nacidos y no nacidos), los ancianos, los enfermos. (...) En
las diversas épocas históricas ha habido cambios, incluso
profundos, en la institución familiar, pero nunca se había
abandonado su "genoma", su dimensión profunda, es decir,
ser una institución formada por hombre - mujer e hijos. Por lo
tanto, urge una atenta reflexión cultural y una defensa más
vigorosa de la familia, para colocarla - y rápidamente - en el
centro de la política, la economía, la cultura, sea en los
distintos países que en los diferentes organismos internacionales,
involucrando también a los creyentes de otras tradiciones
religiosas y a las personas de buena voluntad. Es una frontera que
toca los fundamentos mismos de la sociedad humana. De ahí el
extraordinario interés de la Iglesia sobre todo en este momento
histórico”.
El
Pontificio Consejo para la Familia “siente la necesidad de ayudar
tanto dentro como fuera de los confines de la Iglesia a redescubrir
el valor de la familia (...) Hay un gran trabajo por hacer en el
plano cultural: se trata de restaurar el valor de una cultura de la
familia, para que vuelva a ser atractiva e importante para la propia
vida y para la sociedad (...) Ocuparse de la familia no significa
restringirse a un segmento de la vida o de la sociedad : hoy
significa ampliar los horizontes más allá de sí mismos y decidirse
a participar en la construcción de una sociedad que sea “familia”
en sí misma , hasta dar cabida a "la familia" de los
pueblos y las naciones”.
El
prelado ha concluido ilustrando las iniciativas que, a lo largo de
este año y hasta el próximo encuentro de las familias en
Filadelfia, el Pontificio Consejo pondrá en marcha entre las cuales
destaca la presentación de la Carta de los Derechos de la Familia,
-elaborada hace treinta años por ese dicasterio- en la sede de
Naciones Unidas en Nueva York y Ginebra y en el Parlamento Europeo.
En abril comenzará una serie de seminarios titulados “Diálogos
para la familia" en que los expertos de diferentes disciplinas
abordarán cuestiones relativas a los principales retos relacionados
con la familia y el matrimonio. En Roma, a finales de junio tendrá
lugar un congreso internacional de abogados católicos, centrado en
los derechos de familia y, por último, en octubre, la asamblea
plenaria del Pontificio Consejo se centrará en la Carta de los
Derechos de la Familia. Los días 26 y 27 de ese mismo mes, con
motivo del Año de la Fe, habrá una peregrinación de las familias
a la tumba de San Pedro.
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