CIUDAD DEL VATICANO, 15 JUN 2007 (VIS).-Benedicto XVI recibió este mediodía a los participantes en el Congreso de estudio con ocasión del XXV aniversario de la institución del Pontificio Consejo de la Cultura.
El Papa recordó que el Siervo de Dios Juan Pablo II creó este dicasterio el 20 de mayo de 1982, con el objetivo de "dar un nuevo impulso al compromiso de la Iglesia de favorecer el encuentro entre el Evangelio y la pluralidad de las culturas en las diversas partes del mundo".
Tras manifestar su agradecimiento al cardenal Paul Poupard, desde 1988 presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, por el trabajo realizado en este período, el Santo Padre recordó que "la Iglesia, al relacionarse con el mundo de la cultura, pone siempre en el centro al ser humano, sea como artífice de la actividad cultural que como su último destinatario".
"Desde que el mundo se ha hecho más interdependiente, gracias al formidable desarrollo de los medios de comunicación y al consiguiente refuerzo de la red de las relaciones sociales -dijo el Papa-, es más urgente que nunca para la Iglesia promover el desarrollo cultural, haciendo hincapié en la calidad humana y espiritual de los mensajes y de los contenidos".
Benedicto XVI señaló que con motivo de estos veinticinco años, el dicasterio había organizado un Congreso de estudios "para meditar, por una parte, sobre la relación que existe entre evangelización y cultura y para considerar, por otra parte, esta relación tal y como se presenta hoy en Asia, América y Africa".
"La historia de la Iglesia -continuó- también es inseparablemente historia de la cultura y del arte. Obras como la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, la Divina Comedia, la Catedral de Chartres, la Capilla Sixtina o las Cantatas de Johann Sebastian Bach constituyen síntesis extraordinarias entre fe cristiana y expresión humana. Pero, si estas son por decir así, las cimas de esta síntesis entre fe y cultura, su encuentro se realiza cotidianamente en la vida y en el trabajo de todos los bautizados, en aquella obra de arte escondida que es la historia de amor de cada uno con el Dios vivo y con los hermanos, en la alegría y en la fatiga de seguir a Jesucristo cada día".
El Papa subrayó que "hoy, la apertura recíproca entre las culturas es más que nunca un terreno privilegiado para el diálogo entre los seres humanos comprometidos en la búsqueda de un auténtico humanismo, por encima de las divergencias que les separan. El cristianismo, también en el campo cultural, ofrece a todos la fuerza de renovación y de elevación más potente, es decir, el Amor de Dios que se hace amor humano".
"Que la Santa Sede, gracias al servicio realizado en particular en vuestro dicasterio -concluyó-, siga promoviendo en toda la Iglesia aquella cultura evangélica que es levadura, sal y luz del Reino en medio de la humanidad".
AC/CULTURA/POUPARD VIS 20070615 (490)
El Papa recordó que el Siervo de Dios Juan Pablo II creó este dicasterio el 20 de mayo de 1982, con el objetivo de "dar un nuevo impulso al compromiso de la Iglesia de favorecer el encuentro entre el Evangelio y la pluralidad de las culturas en las diversas partes del mundo".
Tras manifestar su agradecimiento al cardenal Paul Poupard, desde 1988 presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, por el trabajo realizado en este período, el Santo Padre recordó que "la Iglesia, al relacionarse con el mundo de la cultura, pone siempre en el centro al ser humano, sea como artífice de la actividad cultural que como su último destinatario".
"Desde que el mundo se ha hecho más interdependiente, gracias al formidable desarrollo de los medios de comunicación y al consiguiente refuerzo de la red de las relaciones sociales -dijo el Papa-, es más urgente que nunca para la Iglesia promover el desarrollo cultural, haciendo hincapié en la calidad humana y espiritual de los mensajes y de los contenidos".
Benedicto XVI señaló que con motivo de estos veinticinco años, el dicasterio había organizado un Congreso de estudios "para meditar, por una parte, sobre la relación que existe entre evangelización y cultura y para considerar, por otra parte, esta relación tal y como se presenta hoy en Asia, América y Africa".
"La historia de la Iglesia -continuó- también es inseparablemente historia de la cultura y del arte. Obras como la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, la Divina Comedia, la Catedral de Chartres, la Capilla Sixtina o las Cantatas de Johann Sebastian Bach constituyen síntesis extraordinarias entre fe cristiana y expresión humana. Pero, si estas son por decir así, las cimas de esta síntesis entre fe y cultura, su encuentro se realiza cotidianamente en la vida y en el trabajo de todos los bautizados, en aquella obra de arte escondida que es la historia de amor de cada uno con el Dios vivo y con los hermanos, en la alegría y en la fatiga de seguir a Jesucristo cada día".
El Papa subrayó que "hoy, la apertura recíproca entre las culturas es más que nunca un terreno privilegiado para el diálogo entre los seres humanos comprometidos en la búsqueda de un auténtico humanismo, por encima de las divergencias que les separan. El cristianismo, también en el campo cultural, ofrece a todos la fuerza de renovación y de elevación más potente, es decir, el Amor de Dios que se hace amor humano".
"Que la Santa Sede, gracias al servicio realizado en particular en vuestro dicasterio -concluyó-, siga promoviendo en toda la Iglesia aquella cultura evangélica que es levadura, sal y luz del Reino en medio de la humanidad".
AC/CULTURA/POUPARD VIS 20070615 (490)
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