Ciudad
del Vaticano, 5 octubre 2013
(VIS).- A las 17.30, después de cruzar la plaza que se encuentra
enfrente a la basílica de Santa María de los Ángeles y de saludar
a los jóvenes que le esperaban, el Santo Padre entró a visitar la
Basílica, acompañado por el guardián del convento, Padre Fabrizio
Migliasso, OFM, y por el cardenal Attilio Nicora. Allí se retiró en
la Porciúncula para rezar silenciosamente por unos minutos. A las
18.15 el Papa encontró a los jóvenes de Umbría en la plaza de la
Basílica y respondió a cuatro preguntas sobre familia, trabajo,
vocación y misión que le realizaron ocho jóvenes representantes de
las ocho diócesis de Umbría.
Sobre
la familia y el matrimonio, Francisco recordó a los jóvenes cómo
sus padres, abuelos, incluso sus bisabuelos se casaron con unas
condiciones más pobres que las actuales, pero encontraron la fuerza
"en la certeza de que el Señor estaba con ellos, que la familia
está bendecida por Dios con el sacramento del matrimonio y que es
también bendecida la misión de traer al mundo a los hijos y
educarlos. Con estas certezas -dijo- superaron las pruebas más
duras. Eran certezas simples, pero reales, construían los pilares
que sostenían su amor. Su vida no fue fácil, tenían problemas,
muchos problemas. Pero estas certezas simples les ayudaban a seguir
hacia adelante. Y han conseguido formar una bonita familia, dar vida
y criar a sus hijos". Francisco destacó que esta base moral y
espiritual es necesaria para construir una familia sólida a pesar de
no estar garantizada por las tradiciones sociales del momento y por
la cultura de lo provisional.
Para
responder a las otras preguntas, el Papa utilizó la palabra
Evangelio como mensaje de salvación que "no solo se refiere a
la religión sino también al hombre, al mundo, a la sociedad y a la
civilización humana". "Este mensaje tiene dos destinos que
están unidos -dijo, explicando que es una única misión- el
primero, suscitar la fe, y esto es la evangelización; el segundo,
transformar el mundo según el plan de Dios, y esto es la animación
cristiana de la sociedad".
Francisco
se despidió de los jóvenes animándoles a seguir hacia adelante
"con el Evangelio en el corazón y entre las manos” y les
pidió: “Sed testigos de la fe con vuestra vida; llevad a Cristo a
vuestras casas, anunciadlo entre vuestros amigos, acogedlo y servidlo
con los pobres. ¡Jóvenes, dad a Umbria un mensaje de vida, de paz y
de esperanza!, ¡Podéis hacerlo!".
Al
finalizar el encuentro, el Santo Padre se desplazó en coche al
santuario de Rivotorto donde fue recibido a las 19 horas por el Padre
Gianmarco Arrigoni, OFM, y por la comunidad religiosa. Allí el Papa
visitó el "Tugurio" de San Francisco y sucesivamente, en
el campo deportivo de Rivotorto, el Pontífice se despidió, a las
19.30, de las autoridades que le habían recibido por la mañana,
antes de regresar en helicóptero al Vaticano.
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